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El águila o la piedra, a propósito del nuevo libro de María Negro, por Juan Carlos Capurro

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  Retomar la leyenda griega de Prometeo, pasando por Pompeya, no la de la Roma antigua, sino la del tango de Homero Manzi y la de la cumbia rebelada, —aunque no lo enuncia— es el milagro logrado por María Negro en su nuevo poemario recién editado por Omashu para su colección Allá Dirán: "La traición de Prometeo". " Plegaria de los santitos/   que acarician las piedras/   antes que revolearlas"  Preciosa la imagen, que también evoca, sin tener que decirlo, la existencia de otros santitos, que la acarician... antes de revolearla. En ese entrecruzamiento de lo ple- bello y lo mitológico, el que menos se pone en evidencia es Prometeo. El pobre está consciente de su condena: sabe que hay que sufrir en la tierra. Pero no se entrega, lucha. Y al hacerlo obliga al águila y a la piedra. Entonces María se pone a conversar con la piedra y con el águila. Estas sí que no saben, del todo, qué es lo que están haciendo. ¿O si? O lo saben mejor que Prometeo. ¿O igual?  Arriba del ri

Diego Rojas, el cometa extraordinario

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  Estrella del Oriente despide a uno de sus amigos, el gran periodista, escritor, Diego Rojas; fallecido hace unas horas luego de luchar largamente en la espera de un nuevo trasplante. Su obra trasciende el hecho de que haya dejado de estar entre nosotros. Periodista valiente, escritor, militante, redactor de las secciones de cultura de los más importantes medios del país.  Saludamos desde aquí a su familia, a sus amigos, con un profundo abrazo.

La noche, por Jaime Saenz

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  1      Extrañamente, la noche en la ciudad, la noche doméstica, la noche oscura:      la noche que se cierne sobre el mundo; la noche que se duerme, y que sueña, y que se muere; la noche que se mira,      no tiene nada que ver con la noche.      Pues la noche sólo se da en la realidad verdadera, y no todos la perciben.      Es un relámpago providencial que te sacude, y que, en el instante preciso, te señala un espacio en el mundo:      un espacio, uno solo;      para habitar, para estar, para morir —y tal el espacio de tu cuerpo.     2      Pues existe un mandato, que tú deberás cumplir.      en homenaje a la realidad de la noche, que es la tuya propia;      aun a costa de renunciamientos imposibles, y de interminables tormentos,      deberás decir adiós, y recogerte al espacio de tu cuerpo.      Y deberás hacerlo, sin importar el escarnio y la condena de un mundo amable y sensato.      Es de advertir que miles y miles de mortales se recogen tranquilamente al espacio de sus respectiv

El aire que viene del horno, por Juan Carlos Capurro

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  El trabajo colectivo es una tradición histórica del teatro argentino. Fueron los elencos independientes los que permitieron el avance de una actividad que, hasta ese entonces, se caracterizaba por la rigidez conservadora de su propuesta. En esa línea histórica se acaba de estrenar "El horno está para bollos", del colectivo teatral Morena Cantero Jr., que cumple ahora veintiocho años de actividad. Lo interesante de esta puesta es que el elenco mantiene su acuerdo en sólo dos puntos: que el director de la obra sea el muy talentoso Iván Moschner y que cada actor parece desarrollar su aporte, cómo se le da la gana, y por aprobación colectiva, el texto fluye como de su propia intervención. Nace, así, un delicioso merengue escénico donde, en menos de una hora, el colectivo no deja títere con cabeza. En primer lugar, el títere de la hipocresía y la estupidez de los lugares comunes; aún en el ámbito de los que se autoproclaman transgresores. Léase en el terreno de la sexualidad, la

Poemas botánicos, por Ana Aldaburu

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Todos tiramos ramitas nuevas al vacío. Busco cobijo en el aire. Temblor, encuentro, vigilia. Yo soy mi hiedra. Ramitas incandescentes que el sol no quema vibran, se recortan, tiemblan para vivir. * Cuidar el jardín Alguna vez aprendí a aplastar caracoles. Cáscara ruidosa triturada, moco pegajoso. Es difícil tomar distancia. * Se trata  de encontrar  una forma  que te dé alivio. Una emoción muy leve  que te repare. Corteza y nudos de árbol sufrido. Verdes ramitas que crecen a su pesar. Demanda de la vida, signo sin nombre. * Fantasma inquilino que no deshabita nunca. ¿Se puede nombrar el acecho/la sospecha? El rojo del clorodendro sugiere plenitud fugaz. El abanico verde no alcanza. Siempre vuelve                            la gelatina opaca. Condenados los ojos a un mirar esquivo. Ana Aldaburu - Poemas botánicos y otros  

12 consejos para escribir cuentos, por Roberto Bolaño

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  Como ya tengo cuarentaicinco años, voy a dar algunos consejos sobre el arte de escribir cuentos: 1. Nunca abordes los cuentos de uno en uno, honestamente, uno puede estar escribiendo el mismo cuento hasta el día de su muerte. 2. Lo mejor es escribir los cuentos de tres en tres, o de cinco en cinco. Si te ves con energía suficiente, escríbelos de nueve en nueve o de quince en quince. 3. Cuidad la tentación de escribirlos de dos en dos es tan peligrosa como dedicarse a escribirlos de uno en uno, pero lleva en su interior el mismo juego sucio y pegajoso de los espejos amantes. 4. Hay que leer a Quiroga, hay que leer a Felisberto Hernández y hay que leer a Borges. Hay que leer a Rulfo, a Monterroso, a García Márquez. Un cuentista que tenga un poco de aprecio por su obra no leerá jamás a Cela ni a Umbral. Sí que leerá a Cortázar y a Bioy Casares, pero en modo alguno a Cela y a Umbral. 5. Lo repito una vez más por si no ha quedado clar a Cela y a Umbral, ni en pintura. 6. Un cu

Canciones queridas, Tata Cedrón

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  Tata Cedrón y Daniel Frascoli nos esperan con un repertorio de Canciones queridas, el viernes 4 de agosto 20.30 horas, en Hasta Trilce (Maza 177 - Caba) Entradas por Alternativa Teatral