El águila o la piedra, a propósito del nuevo libro de María Negro, por Juan Carlos Capurro
Retomar la leyenda griega de Prometeo, pasando por Pompeya, no la de la Roma antigua, sino la del tango de Homero Manzi y la de la cumbia rebelada, —aunque no lo enuncia— es el milagro logrado por María Negro en su nuevo poemario recién editado por Omashu para su colección Allá Dirán: "La traición de Prometeo". " Plegaria de los santitos/ que acarician las piedras/ antes que revolearlas" Preciosa la imagen, que también evoca, sin tener que decirlo, la existencia de otros santitos, que la acarician... antes de revolearla. En ese entrecruzamiento de lo ple- bello y lo mitológico, el que menos se pone en evidencia es Prometeo. El pobre está consciente de su condena: sabe que hay que sufrir en la tierra. Pero no se entrega, lucha. Y al hacerlo obliga al águila y a la piedra. Entonces María se pone a conversar con la piedra y con el águila. Estas sí que no saben, del todo, qué es lo que están haciendo. ¿O si? O lo saben mejor que Prometeo. ¿O igual? Arriba del ri