"Un mal pasajero", la convulsión de la belleza, por María Negro
Un profesor se desmaya frente a sus alumnos, en plena
situación de abstinencia.
Una mujer ciega será lazarillo, contradiciendo todas las
convenciones de la vista.
Olbrego es el apellido de ese profesor. De su trabajo se
deriva la capacidad de echar luz sobre la oscuridad, y él construirá ese camino
desde su forma más compleja. De La Confusa se nos informará que es ciega, sin
embargo su “incapacidad” de observar al mundo solo con la mirada, será
indispensable para que podamos “ver” a través de sus palabras lo absurdo y laberíntico
de lo inaccesible para aquellos que hemos naturalizado todo. Los objetos,
los sentimientos, las conclusiones. Nos encantan las respuestas. Somos
adoradores de las respuestas. Iremos tras las respuestas (¿A qué preguntas? ¿Desde
qué dudas?) como insectos a la luz.
Pablo Minini, autor de Un Mal Pasajero, aborda este binomio
particular de sus personajes con una descarada y saludable construcción
literaria. Los narradores serán aquellos que precise el relato, en el momento
en que sean necesarios. La palabra, ese sapito indomable, es puesta al servicio
absoluto de la historia. Nada es lineal, por lo tanto nada es absurdo en esta
novela. La construcción del relato es desenfrenada, sin perder por eso mismo la
delicadeza. No hay respiro en la compleja angustia de todos los vacíos. Solo la
ceguera resultará un alivio, al mejor estilo de Saramago. Simbólica y real,
concreta.
La perspectiva es, saludablemente, un ejercicio de fracturas. No se trata de
un ejercicio moral, o tal vez sí. Tal vez se trata del ejercicio del cómo
observar la moral y a sus defensores, desde este espejo partido donde las
imágenes se nos muestran mucho más cerca del lector, que desde alguna otra
altura imaginaria.
Olbrego es un alcohólico, sí, y un buscador que huye. Buscar
puede ser una forma de escapar de sí, y en el desaforado ejercicio de salirse
de uno mismo, acabar encontrándose, sin que eso signifique alguna felicidad. La
verdad, o este ejercicio que significa acercarnos a lo que podemos llamar real,
no tienen por qué llegarnos con una sonrisa. No en este tiempo de desamparos. No
en este presente de ojos abiertos que nada ven.
Y los ojos que ven, las manos que ven, los cuerpos que ven,
encontraran el horror. Una moneda redonda y pesada que no se le niega a nadie.
Pablo Minini compone una estética para los desangelados, los malogrados que
apenas alcanzan a merecer la piedad de los invidentes para sobrevivir; aquellos
que no conforman el selecto grupo de normales, y caen bajo los golpes.
La palabra que se compone desde la lona, cuando el knockout es el punto de partida.
María Negro
Un Mal Pasajero (2019)
Pablo Minini
Editorial Malisia
Contacto con el autor: pdminini80@gmail.com
Contacto con el autor: pdminini80@gmail.com
Comentarios
Publicar un comentario