Spinetta - Blake, poemas de una misma calle
El limpiador de chimeneas
Cuando mi madre murió
yo era muy pequeño.
Mi padre me vendió
cuando todavía mi lengua
apenas podía gritar
la palabra deshollinador.
Así que ahora limpio sus chimeneas
durmiendo en medio del hollín.
Allí está Tom Dacre
que lloró cuando su cabeza,
que era rizada como el lomo de una oveja,
fue rapada.
Y yo le dije:
"Tranquilo, Tom, no te preocupes,
porque con la cabeza rapada,
vos sabés que el carbón
no podrá arruinar tu pelo".
Y así se tranquilizó,
y esa misma noche,
mientras dormía,
Tom tuvo una tremenda visión.
Soñó que cientos de deshollinadores,
Dick, Joe, Ned y Jack,
estaban todos encerrados en ataúdes negros.
Y, entonces, vino un ángel
con una llave luminosa.
Y abrió los ataúdes,
y los liberó a todos.
Salieron corriendo por una pradera verde,
riendo,
y se lavaron en el río,
y brillaron en el sol.
Entonces, desnudos y blancos,
dejaron sus bolsos,
subieron sobre las nubes
y jugaron en el viento.
Y un ángel le dijo a Tom
que si se portaba bien
lo tendría a Dios como padre
y sería feliz.
Y entonces Tom se despertó
y todos nos levantamos en la oscuridad
y fuimos con nuestros bolsos y cepillos
a trabajar.
Y aunque era fría la mañana,
Tom estaba contento y abrigado,
porque si todos cumplen con su deber
no hay porqué temerle a nada.
William Blake, Antología Alianza Editora
Traducción: Juan Carlos Capurro
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