Arte y locura en la A.P.A, por Juan Carlos Capurro
El pasado viernes mi amigo Pedro Roth me invitó a escuchar
una conferencia que iba a dar en la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), institución fundadora del
psicoanálisis, como práctica orgánica, en nuestro país. La misma se llevo a
cabo en el estratégico horario de las 14,30 ya que, según pude entender, los
psicoanalistas (al menos lo de la APA),
se dedican a reflexionar en ese horario sobre temas que nutren, de manera
colateral, su actividad.
El tema, " Arte y locura", sonaba prometedor.
Pedro comenzó aclarando que como se psicoanalizó durante
muchos años, tenía muy claro el concepto de "locura". Luego, fue
abordando temas cercanos, para preparar el terreno de la charla. Dió, primero,
aviso de una actividad que organizaba
una señora de acento italiano, sentada a su lado, consistente en pasar unas
diapositivas de destacadas obras de arte, junto a una pieza, por así decirlo,
de carne y hueso: una escultura de la propia señora, que gentilmente
consideraba vinculada a las diapositivas. Luego de esto, mientras ordenaba sus
ideas, habló de varias cosas vinculadas al arte, entre ellas su decisión,
irreversible, de pintar solamente en la cama. Fue dable percibir entre muchos
de los psicoanalistas asistentes, una ligera inquietud. Pareció evidente que no había pensando, hasta
entonces, que un artista pudiese pintar en el lecho. Ello preparó, a mi
entender, un clima propicio para entrar de lleno en el tema.
A partir de estas primeras aclaraciones, Pedro desarrolló,
de manera muy clara y bella, al mismo tiempo, la diferencia entre el loco y el
artista. El loco es el que entra, explicó, al igual que el artista, en los
dominios de lo que no está aún nombrado ni definido. La diferencia consiste en
que el alienado, una vez que entra, no sale. O lo hace esporádicamente, como
Van Gogh, permitiéndole contar lo que vio del otro lado del espejo. Pedro
explicó que, en cambio, el artista entra
y sale. Lo interesante de este desarrollo es que Pedro precisó que, a lo mejor,
no sale. Pero aclaró que la mayoría de los artistas siempre salen...
Su exposición desplegó luego ejemplos de muchos artistas que
él conoció, y que estuvieron en el filo de ese delicado equilibrio, como el
poeta Juan Jacobo Bajarlia, que vivía en el Borda. También el de su gran amigo
y creador, Federico Peralta Ramos. Y el de un artista, cuyo nombre ahora se me
escapa, que era de mucho talento; pero
que se casó con una psicoanalista que, a juicio de Pedro, logró, luego de
varios años de tratamiento , quitarle su vitalidad artística y convertirlo en
un hombre sensato.
La franqueza con la que Pedro desarrolló su conferencia no
arredró a la gente de la APA. La sala
estaba colmada. Hubo que traer más sillas. Y nadie se movió de sus asientos, a
pesar de que el horario previsto ya se había agotado.
Sobre el final, Pedro
mencionó mi presencia y aproveché, dado
que el público participó muy
activamente, para hacer una breve reflexión sobre la obra que hicimos
juntos, "La Ballena va llena";
obra desconocida, como pude apreciar,
por la mayoría del distinguido auditorio. Dije que si las leyes del mundo del
arte autorizan y protegen la libre circulación de obras de arte, y las leyes
migratorias, deniegan esa libre circulación y protección a los humanos; y que si
nosotros, como artistas, convertíamos a los humanos en obras de arte, para
vulnerar esa contradicción, la conclusión era que los alienados no éramos los
artistas, al proponer esa idea, sino los gobernantes.
Pero reconozco que me
equivoqué, y por eso aprovecho aquí – brevemente- para corregirme. No, los
gobernantes no están locos ni alienados. La metáfora puede servir como un juego
floral, agradable si, para abordar el arte y la locura. Pero los gobernantes no
están locos. Lo hacen porque les conviene desviar el tema de la crisis y el ajuste,
los despidos y la baja de jubilaciones, echándole la culpa a los pobres
migrantes. Eso debí decir, y reconozco que quizás fue por el horario, la
presencia de un cuadro con la imagen de Lacan presidiendo la sala, o, más
directamente mi narcisismo, que lancé esa reflexión apresurada. De lo cual quiero dejar constancia,
teniendo en cuenta que la reunión se
realizo en la casa donde se organizó el psicoanálisis argentino, llave de
nuestro inconsciente.
Aclarado esto, compete a Pedro brindarnos (ya se comprometió a hacerlo) su
versión completa de su lúcida y
entretenida conferencia sobre "Arte y locura", brindada en la APA.
La publicaremos en EDO, junto al retrato de Sigmund Freud.
Juan Carlos Capurro
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