¿Qué vemos cuando miramos?, por Laura Restrepo Betancur*
*Llegué de Bogotá a Buenos Aires, y mi amiga María Negro me invitó a ver un film. Fui, porque imaginé que sería algo bueno, si ella me lo recomendaba. Esta es la crónica que envíe para nuestra revista Cinequetecine.
Un cuadro de dimensiones pequeñas, con casi doscientos años
de vida, es el punto de encuentro de la nueva película de Juan Carlos Capurro,
“Angelus, variaciones de un sueño” estrenada en el MNBA y con una nueva
proyección este sábado pasado en la Fundación Cassará.
Es curioso denominarlo ‘punto de encuentro’ cuando,
precisamente, sobre lo que hablaremos será sobre la dificultad de ubicar ese
punto entre las personas, ya no solamente las retratadas en el cuadro, sino
también las observadoras. Las conmovidas por ese espacio de encuentro –
desencuentro que Millet despliega entre sus personajes. ¿Qué vemos cuando
miramos? ¿Por qué nos convulsiona el vacío deshojado entre los cuerpos? Un
vacío adrede, sin piedades. Una ausencia total de respuestas. Una atracción sin
mesura frente al tótem de la inquietud. ¿Qué vemos cuando miramos?
¿Nos miramos en el presente? ¿En un presente convulso y de
apariencia vacía?
¿Nos miramos en el pasado? ¿En un pasado cercano a la plegaria, a la comunicación con uno mismo?
¿Nos miramos en nuestra ansia de futuro?
¿Nos miramos en el pasado? ¿En un pasado cercano a la plegaria, a la comunicación con uno mismo?
¿Nos miramos en nuestra ansia de futuro?
¿En un futuro que arrase con la
diferencia entre la tierra y el cielo?
Cuanto lío armó Millet al colocar el vacío como puente, como
point de rencontre entre un hombre y
una mujer que, en un atardecer que avanza sobre la tierra, dejan caer sus
cabezas delicadamente hacia el vacío, deliberadamente hacia el vacío.
En un ejercicio performático y de un humor delicadísimo,
Capurro va de París a Buenos Aires en lo que puede aparecer como una búsqueda
sin ser más que un registro. No hay una sola mirada, no hay una sola verdad, no
hay un solo vacío. ¿Qué ves cuando ves?, parece decir el autor. Y el público,
los amigos, las “autoridades” cuentan, con su sabiduría propia, de cuántas
formas se puede observar aquello que no vemos, o que intuimos, o que palpamos a
tientas.
Hablar de amor en el presente, es todo un desafío. El
desafío de levantar la cabeza para lograr un acuerdo de verdad colectiva que no
censure al vacío sino que haga de él un médium donde, al fin, volver a
mirarnos.
Laura Restrepo Betancur
Comentarios
Publicar un comentario