El surrealismo en Argentina, por Juan Carlos Capurro y Pedro Roth


La guerra del mundo había acabado, pero no había paz. Al juego abierto por Dadá, los surrealistas le incorporarán elementos basales que lo trastornan en su profundidad. El psicoanálisis y el marxismo, ambos caminos convergen en otro posible distinto: la realidad (y lo real) ya no son inevitables, pueden y deben ser transformados. "Todo lo sólido se disuelve en el aire". Nace con ellos uno de los más altos movimientos artísticos del mundo.

La revolucionaria idea de reconocer el elemento inconsciente y utilizarlo como herramienta artística fue un salto dentro de las formas, los colores, el lenguaje y las afinaciones. No hubo nada en el arte que haya quedado sin ser distinguido por la varita milagrosa del tercer ojo, como una perspectiva nueva, inasible de todo.

Y esa liberación total del arte, solo era posible de sostener comprendiendo la necesidad de liberar, para eso, al artista. “Transformar el mundo, dijo Marx. Cambiar la vida, dijo Rimbaud. Para nosotros esas dos consignas son una sola” escribe Bretón. Ocurre, dentro de la ebullición del mundo entre guerras, una convulsión filosófica y política apabullante.

Juan Carlos Capurro y Pedro Roth, desarrollan esta historia en una masterclass realizada hace un año en el cierre de la Exposición Surreal (Centro Cultural Borges). Se detienen ellos en los detalles, ese enorme lugar donde, sabemos, se encuentran las preguntas que nos hacen falta. Desde este pequeño punto del mapa, tan lejos de Francia, ¿Qué ha ocurrido con nuestro arte? ¿Hemos sido parte de este fenómeno social y político? ¿Cuánta influencia de este movimiento podemos registrar en América Latina?

La invitación al debate es necesaria. 


María Negro





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