OULIPO PRODUCE HIPO, por Juan Carlos Capurro






































Se realizó en Buenos Aires el Filba, encuentro internacional de escritores. Llego al país, para participar, el colectivo francés Oulipo, fundado en 1960 por Raymond Queneau. En sus filas han trabajado grandes escritores, como el italiano Italo Calvino y el francés Georges Perec. Este ultimo, aplicó los principios oulipianos en su novela "La disparition", escribiendo todo el texto sin usar ni una sola vez la letra "e". Integra el colectivo oulipiano el escritor argentino Eduardo Berti, quien asumió aquí una actividad pública del grupo, reaiizada en la linea D del subterráneo porteño.
Para los oulipianos "no hay contradicción entre restricción y libertad". Consideran a la literatura como un asunto relacionado con las matemáticas. Escuchemos a su director, Paul Fournel:

         - "Ser libre para escribir lo que te dicta tu inconsciente no es ser libre. Ser libre para escribir lo que los tiempos dictan no es ser libre. La restricción es una buena manera de explorar el lenguaje y ver que pasa. ¿Que pasará si omito la letra "E"? ¿O si uso la mitad del alfabeto? Creo que la restricción es un uso superior de la libertad, si por libertad entendemos exploración, descubrimiento de nuevas formas de pensar y escribir". Los oulipianos consideran que todos podemos hacer arte "siguiendo estas sencillas reglas" (La Nación, 1/10/16).

Como ejemplo, Fournel pone al soneto, una forma restringida que permitió un gran desarrollo poético.

Mas allá del derecho a experimentar (derecho cada vez mas restringido en el mundo entero, dada su deriva autoritaria "posmoderna"; es decir, del "ajuste" ante la crisis económica, junto la instalación mediática del "migrante" como peste causal del derrumbe capitalista); mas allá de ese derecho a jugar creativamente, lo cierto es que el Oulipo atrasa.

Atrasa, porque el soneto fue, por ejemplo, una forma restringida en una época sumergida en otras restricciones, que logró expandirse de esa manera, porque no pudo de otra. Lo que abrió la poesía al mundo completo de sus posibilidades fue la ruptura con la restricción de todas las formas, mas allá de nuestra  gratitud a la belleza de los sonetos.

Son otros franceses, precisamente, Lautreamont, Rimbaud y Baudelaire, los que pateraon el tablero del soneto, abriendo la llave de los campos de una nueva época expresiva.

Atrasa, porque con los descubrimientos de Freud, y su comprensión paulatina, el inconsciente liberado pasa a ser la forma mas alta de la libertad en términos de pensamiento. Esto es lo que tomó el surrealismo, llevándolo hasta ningún límite. Esa liberación expresiva no ha podido, aún, ser superada, porque ésta es, aún, la época en que vivimos. En tanto la libertad es la conciencia de la necesidad, la expansión de nuestra conciencia a través del descubrimiento del inconsciente nos coloca en un plano superior. Ya no podemos retroceder hacia formas menos desarrolladas de nuestra adquisición humana. Es así, aun a nuestro "pesar". Sabemos más de nuestra libertad que antes, cuando todavía vagaban en nosotros las tinieblas de un yo supremo, que todo lo puede, sin ningún lugar que lo complementase, enriqueciéndolo humana y  socialmente. Es decir, liberándolo - por primera vez- de toda restricción de pensamiento.

Restringir una letra o una palabra o un párrafo es una adaptación inconsciente a las restricciones materiales y sociales de una época, que cada vez añade mas silencio a lo que pugna por ser libre, para poblar de  nuevas restricciones al espacio imaginario y material de la Humanidad. El migrante no "habla",porque  no es escuchado; se quedó sin muchas letras y palabras. El bombardeado también. El que muere de hambre no logra ser percibido mientras se muere, arrumbado en una aldea de la historia, que la CNN y TV5 nombran en su estadística periódica.

Ese atraso  oulipiano es objetivo. No estamos negando ni criticando el derecho de los hermanos oulipianos a escribir lo que quieran y hacerlo como les parezca. Lo que señalamos es que no es un progreso, sino una regresión. Impugnamos esa autoproclamación, simplemente, por razones concretas.

Un enorme escritor argentino, Juan Filloy, desarrolló a principios del siglo XX muchos de estos maravillosos juegos. Lo hizo con agudeza. Todos sus títulos tienen siete letras; (Estafen!; Caterva; Op- oloop), como siete son los personajes de una de sus principales novelas. Habrá que dedicarle un trabajo particular en estas páginas a  su obra inmensa. Baste aquí con señalar que mucho antes que Oulipo existiese, ya se había puesto en marcha su mecanismo, en la ciudad de Rio Cuarto, en Córdoba, donde vivió sus 106 años Filloy. Como era modesto, y (no es paradoja), argentino, ningún parnaso europeo lo tuvo en cuenta en aquel principio de siglo.

Pero la obra de Filloy es anterior a la instalación del inconsciente como herramienta universal, mientras Oulipo fue fundada en 1960, cuando De Gaulle tomaba mate con André Malraux.

Juan Carlos Capurro

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