Inconsciente!, por Juan Carlos Capurro


BENJAMIN PERET es el único poeta en el mundo al que nunca le importó lo que opinaba su madre. Es difícil hacer poesía en esas condiciones. Uno siempre quiere - seamos francos- que lo que escribe le agrade a la madre. Hasta Jean Genet pensaba en su madre. Macedonio Fernandez recitaba sabiendo que su madre estaba en el ropero de la pensión donde vivía. No hace falta decir para  quien escribía Borges. Esto vale para Virginia Woolf y su cuarto de mujer. También  para Gabriela Mistral  o Alfonsina Storni. No hay problemas de género en este tema.Rimbaud, aún escindido de su todo, llevaba á la mére en la punta de la pipa, para morderla. Pero Peret no. Peret solo escribía para el futuro, para reírse, liberando al inconsciente.. Por eso puso langostas artríticas con luminosos camellos, junto a algunas motocicletas, en lo posible, de agua. Y por eso  contagió de un susto a todos sus lectores, que no pueden dejar de leerlo bajo la sombra tutelar de sus madres, siempre severas. Resulta incómodo leer a Peret, porque uno siente que nuestra progenitora puede pensar que hemos perdido el rumbo, literariamente hablando. Mucho peor es la opinión de los críticos, que no pueden tomarlo en serio, teniendo en cuenta lo que opinarían sus madres, si lo hicieran. Y alli es donde triunfa Peret. Porque logra algo maravilloso: que los críticos no lo critiquen.Gallimard, por su parte, desde el parnaso parisino, decidió que nunca lo publicaría en La Pleiade. Estos buenos burgueses , respetuosos de sus madres, quieren soslayar  al poeta que estuvo en las trincheras de la guerra civil española, tomando en serio esa lucha, con la misma valentía con que escribía sus poemas. Por esas paradojas de la poesía, no dudamos en pensar que la señora Peret debe haber estado orgullosa de su hijo, porque su hijo era libre; es decir, porque nunca temió reírse de cierta estupidez humana.

JCC.




El cuadrado de la hipotenusa

Primera flor del castaño que se eleva como un huevo
en la cabeza de los hombres de metal
duro como una escollera
cuando
en la lluvia de tinta que me atraviesa con espejos
tus ojos mágicos como un árbol degollado
gritan en todos los tonos
Yo soy Rosa
te am0 como el antiguo helecho ama a la piedra que lo ha
transformado en ecuación
te am0 a brazo partido
te am0 como una sartén al rojo en una caverna
Que tu vestido de alambre de púas
me desgarre con un estruendo de vajilla que cae por la escalera
te amo como una oreja arrancada por el viento
que silba Espera
Espera que la plancha haya quemado la camisa de rocío
para hacer florecer en ella el reflejo del cristal escondido en
una gaveta
espera que la pompa de jabón
después de haber reventado como un zar de los topos
que no cubrirán jamás los hombros amados
renazca en el polvo asesinada por el sol que se ha vuelto azul
y que yo acecho por el ojo de la cerradura
velluda
helada
en la prisión de líquenes polares donde me has encerrado
espera vástago de la sal
espera vino de acantilado que acaba de aplastar un patronazgo
espera víscera de fósforo que no sueña sino en incendios de
bosques
espera
Yo espero


Háblame

El negro de humo el negro animal el negro negro
se han dado cita entre dos monumentos a los muertos
que podrían ser tomados por mis orejas
donde el eco de tu voz de fantasma de mica marina
repite indefinidamente tu nombre a
que se asemeja tanto a lo contrario de un eclipse de sol
que yo me creo cuando me miras
una planta de espuela de caballero en una heladera cuya puerta
abrieras
con la esperanza de ver escaparse una golondrina de petróleo
inflamado
pero de esa planta brotará una fuente de petróleo flamígero
si así lo quieres
como una golondrina
quiere la hora de verano para tocar la música de las tempestades
y la produce al modo de una mosca
que sueña con una telaraña de azúcar
en un vaso de ojo
a veces azul como una estrella fugaz reflejada por un huevo
a veces verde como un manantial que brota de un reloj



Imperativo

Temer el sudor de las moscas extraviadas en los barrios en construcción
Envilecer los jarros de estaño hasta que sean desgarrados por
los cachorros
Retorcer los antiguos armarios para extraer un poco de polvo
de rubí con qué colorear los lagos
Silbar repetida y largamente para que acudan los huesos bien
blanqueados que no quieren entender razones
Lavar la tinta con vino rojo para distraer a los niños que riñen
en el patio
Cortar la luz en cuatro y arrojarla a las fieras
Extraer de la arena todos los dientes que contiene para
levantar muros
Transformar las armaduras en incubadoras para obtener
polluelos de pico largo
Aplastar a las tortugas hasta convertirlas en mantillas
Regar todos los días las banderas con aceite de máquinas
Quemar los camembert pasados hasta que salte el fénix
Acariciar las lentejas una por una antes de sembrarlas
Sacudir los tapices con una navaja para fabricar jaulas de
canarios
Agotar las reservas de oro para comprar horquillas de cabello
Asustar a las langostas que intentan penetrar en una tabaquera
Cocinar los violines en salsa blanca
Dorar las escaleras para evitar barrerlas
Caracolear en las iglesias a la hora de la misa solemne
pero no insultar nunca al cartero para expulsar a los ratones
de la péndola
que atacarían los bronces artísticos a picotazos.




Hombre de cuarto hombre de mitad

Misterio del hombre o recíprocamente
Para explicar qué es preciso
Dos hombres y tres peces
Es un misterio
Para disminuir qué es preciso
Estar seguro de su edad
Es un misterio
Para aumentar qué es preciso
Marchar o descender o subir
Es un misterio
Tierra



Benjamin Peret

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