El limbo de los ombligos, por Luis Jaramillo
Creemos que la locura no es la contraparte de la razón sino
que es una de las caras más esquivas del arte. Quizás para el arte, uno de sus
mejores lenguajes e intérprete sea s la locura. Por este mecanismo la sinrazón
se transforma, de esa situación terrible que le impone la razón en el más
brillante de los espacios de gracia, del cual no se necesita salir ya que a
través de su delirio y su pasión justifica todo el universo. Esta forma de
expresión resalta al arte sacándolo del personaje, y también de la persona, y
así logra una ruptura irreconciliable con la razón. El arte se transforma así en
algo tan ligado a este fenómeno que hasta da miedo pensarlo. Aun así, si el
arte puede ser éxtasis la locura y su manicomio son agonía, nunca elogio. Es
nuestro deseo simbolizar y resaltar el espacio real que existe entre la
libertad que produce el arte, contra la perdición social que produce la locura.
No para confrontarlos sino para que amen. Es decir queremos figurar aquí el
punto de inclusión masivo que posee el arte en sí mismo, y oponerlo a la más
vil y brutal esclavitud creada por el hombre, y que produce la mayor exclusión
de la vida, es decir a la exclusión de la locura y su manicomio.
Luis Jaramillo
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