Chau, Lynch por Fernando Martín Peña

¿Era argentino Lynch? Claramente no, pero su capacidad para prescindir de los mecanismos racionales explican la realidad como los argentinos estamos habituados a (no) entenderla. Y eso explica que sintamos tanto su muerte. No hay otro artista tan poco lineal como nosotros. No hay más banda. Creo que no se subraya lo suficiente su formación plástica. Su obra saca el máximo partido posible del potencial visual de cine. El color, la composición, la textura, ingredientes destruidos por el uso chapucero de las nuevas tecnologías, eran la savia del arte lyncheano. Y después (mejor dicho, encima) el sonido, su capacidad prodigiosa para sugerir narrativa con un tono bajo y ominoso, con el sonido del bosque, con esa bandeja sonora que tenía la misma potencia de su imaginario. Lo mejor del cine está en su cine. Buñuel pero también la norteamérica profunda, industrial, silvestre y agónica. Sus tiempos, que son los del sueño. Cine onírico en la vigilia. ¿Quién no quiere recuperar en la vigil...