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Mostrando entradas de diciembre, 2017

Fernando Birri, el ojo inmortal

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MANIFIESTO DE SANTA FE. FERNANDO BIRRI - 1962 El subdesarrollo es un dato de hecho para Latinoamérica, Argentina incluida. Es un dato económico, estadístico. Palabra no inventada por la izquierda: organizaciones "oficiales" internacionales (ONU) y de América Latina (OEA, CEPAL, ALALC) la usan habitualmente en sus planes e informes. No han podido a menos de usarla. Sus causas son también conocidas: colonialismo, de afuera y de adentro. El cine de estos países participa de las características generales de esa superestructura, de esa sociedad, y la expresa, con todas sus deformaciones. Da una imagen falsa de esa sociedad, de ese pueblo, escamotea al pueblo: no da una imagen de ese pueblo. De ahí que darla sea un primer paso positivo: función del documental. ¿Cómo da esa imagen el cine documental? La da como la realidad es y no puede darla de otra manera. (Esta es la función revolucionaria del documental social en Latinoamérica).

El Artista, por Pedro Roth

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Lo que miramos para poder verlo ya debe existir.             Lo que vemos es el pasado, explicamos esto con diferentes métodos, disciplinas y teorías.             El arte crea futuro, hace objetos nuevos, los teorizadores se apoderan con sus explicaciones, clasificaciones, agregan tiempo, para hacer comprensibles estos objetos, cronologizan.             Si el artista es, deja atrás el objeto, cambia de lugar, se vuelve inasible. Solo la tentación, el mercado, el éxito, lo pueden domesticar.             Catalogar es legitimar, creerse es apoltronarse, parecerse a esa imagen. Frenar es repetirse.             El arte es el vestido que oculta la obscenidad del poder.                                                                                               Pedro Roth.

El Nexor en el Hotel de Inmigrantes, por Carlos Cantini

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El pasado jueves se realizó en el  Florida Garden el brindis de fin de año de Estrella del Oriente. En la alegría del reencuentro con amigos y la alegría de la compañía de los amigos nuevos, pudimos escuchar (con cariño y esfuerzo) el balance de un año de trabajo en un tiempo donde se menosprecia ese valor. Bajo la imagen de Federico Peralta Ramos y la garúa porteña, Daniel Santoro y Juan Carlos Capurro nos compartieron su mirada sobre el camino que ha recorrido la obra tanto en América como en Europa y que fuera seleccionada para formar parte de la Bienal Sur 2017. El Árbol Nexor -ahora obra permanente del Museo Hotel de los Inmigrantes- respira, late, se yergue con la voz sincera del que dice una verdad, y por eso continuará desarrollando sus raíces en lo más sensible de nuestra observación. Allí irá construyendo su forma el FOCOCA, que será explicado a su tiempo. Si algo no debe perderse nunca es el misterio. A continuación, se irán reproduciendo los textos que A

A permanecer, por Constantin Cavafis

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A permanecer Sería la una de la madrugada, o la una y media. En un rincón del bar detrás del tabique de madera. Fuera de nosotros dos, el negocio totalmente vacío. Una lámpara tenue  lo alumbraba apenas. En la puerta, dormitaba el empleado trasnochado. No nos veía nadie. Pero ya nos habíamos inflamado tanto, que fuimos incapaces de precauciones. Las ropas se entreabrieron -muchas no eran porque ardía el verano Goce de la carne entre las ropas semiabiertas: desnudez fugaz del cuerpo -cuya imagen veintiséis años ha atravesado: y ahora vino a permanecer en este texto. (Traducción: JCC)

Estrella del Oriente y sus muchas razones para brindar

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El Árbol Nexor transita su exitoso primer año de vida. Hijo de una madre Ballena que ha recorrido América y Europa levantando avisperos, el Nexor se instala en Bienal Sur dejando cerca del río las semillas de un debate necesario: ¿De quién es el arte? ¿De quién es la tierra? Este próximo jueves 21 de diciembre -a las 19 hs- los esperamos en Florida Garden para alzar la copa de la duda entre amigos. Charlaremos amablemente con Ana Aldaburu, Carlos Cantini y María Negro sobre esta máquina de comunicación que Estrella del Oriente nos propone. Y que nos cuenten qué cosa pretenden con tanto árbol. Con la presencia de Pedro Roth, Daniel Santoro, Juan Carlos Capurro y Macelo Céspedes, la tarde se cierra con unas canciones de Tata Cedrón de su puño y guitarra. Los esperamos. Jueves 21 de diciembre - 19 horas Florida Garden Florida 899 - Caba

Secuestro en el museo, por Enrique Morcillo

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El domingo 10 de diciembre del 2017 tomé conocimiento de un hecho sorprendente. Auguste Rodin y Jean Miró estaban secuestrados juntos en el Museo Nacional de Bellas Artes. Una breve investigación de visu me llevó a esta conclusión. Al preguntarle a un soldado -en ropa de fajina y  ametralladora, que custodiaba celosamente la puerta de entrada  y a quien  pude ver a través de una empalizada- si podía realizar una visita a quienes estaban anunciados  en la fachada me contestó con un gruñido, que pude interpretar como una negativa  al alcance de distintas lenguas. La contrariedad que frustraba mis propósitos me llevó a pensar qué motivo habría para tener incomunicados a artistas tan destacados. Sin una explicación a boca de jarro caminé cruzando la avenida Del Libertador, sin duda un nombre pomposo para la arteria en que se encuentra  -rodeado de un bello parque- un museo en el que estaban secuestrados dos grandes artistas. Libertad, Rodin, secuestro, Miró, el arte conceptual, daba

El llamado, por Selva Almada

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Ph Lisbeth Salas Era una mañana soleada. Aunque ya había comenzado el invierno, la temperatura era agradable, todavía otoñal. Lidia Viel tomaba un café negro sentada a la mesita de la cocina. Desde allí, por el gran ventanal que daba al jardín, observaba al muchacho que cortaba el césped. Él y su hermano hacían trabajos de jardinería en el barrio. Lidia Viel los llamaba una o dos veces al mes, dependiendo de la estación. En el verano venían hasta tres o cuatro veces en un mes porque también se ocupaban de mantener la pileta. Casi siempre venía este, Juan, y cuando no podía lo reemplazaba el hermano. Lidia lo prefería a Juan. El otro le daba la impresión de estar siempre apurado y algunas veces dejaba cosas a medias. El chico iba y venía por el jardín empujando la vieja cortadora, pesada y ruidosa. Una vez Lidia le había preguntado si no le gustaría tener uno de esos tractorcitos para cortar el césped. Él había dicho que no, que las máquinas viejas son mejores. No era de

Bolívar Gaudin, la sonrisa del haiku

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Murió Bolívar. Amigo absoluto de Estrella del Oriente. Artista callado. Oriental, en su doble acepción: por minuciosidad de sus haikus en color; por ser uruguayo. Llego a París, y se ganó la vida durante años, pintando. Pintando casas, paredes, pasadizos. Y se hizo amigo del otro cronopio, Carmelo Arden Quin, fundador del grupo MADI, quien le enseño a sacar lo que ya tenía adentro. Y así, se hizo artista. Quien esto escribe paso largas tardes y noches con Arden Quin y Bolivar en aquella hermosa casa en la que Cortázar, que iba siempre, pergeño su cuento “La autopista del sur”. Desde la ventana del baño, enorme, se veía el colapso de esa autopista emblemática de los franceses, cuando regresaban de las vacaciones. En esa casa, Bolívar comenzó, cincuenta años atrás, a forjar su obra, tributaria en mucho de la de Arden, pero con personalidad propia. Reconocido en Europa, y apenas conocido aquí por el gran público, y si admirado por los que pudimos seguir de cerca su trabajo. Hizo -h

Temblor en el arte, por Juan Carlos Capurro

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En Estrella del Oriente, desde nuestra fundación, sostenemos un criterio: Toda libertad en arte. No aceptamos barreras de ningún tipo en el terreno de la creación. No nos oponemos a ninguna forma de expresión artística. Ha sido el totalitarismo el que se opuso a determinada expresión del arte. Para los nazis existía un “arte degenerado”, y esos cuadros, objetos o poemas eran quemados, muchas veces junto a los propios artistas, como ocurrió con Max Jacob y Robert Desnos. Para Stalin, era “reaccionario” todo lo que no reflejase el “realismo socialista”, enviando a trabajo forzoso a una fábrica de cerámica a artistas de la talla de Tatlin, cuyas obras eran retiradas de los edificios públicos. Cientos de artistas fueron deportados  a Siberia para “reeducarse”, a cincuenta grados bajo cero. No es de extrañar que aparezcan ahora estas expresiones, nuevamente, ante la ola de rechazo a los migrantes, de intolerancia a quién piensa distinto; en que se elevan muros entre los puebl

Había una vez la luz, por María Negro

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Escucho habitualmente a gente que habla de la muerte del libro en papel, de las nuevas generaciones que solo leen en su celular, incluso a quienes insisten en comparar a las bibliotecas como unos nuevos “cementerios” donde seguiremos arrumbando papel pesado. Siento por el libro en papel un afecto especial, cercano, como el que se siente por un amigo. Me gusta verlos unirse en sus lomos de colores, tanto como me gusta el perfume de sus hojas a las que me acerco sin pudor para olerlas. Un libro que huele bien, por lo general, dice cosas interesantes. Carl Sagan decía que el libro en sí mismo es un acto de magia. Que estando ante él podíamos leer a un ser humano que había ordenado esas palabras hacía tiempo (siglos, años, meses) sin conocernos, sin que fuéramos parte invitada del proceso y sin embargo ahí estábamos nosotros, llorando o riendo con unas palabras ajenas. Transportados por esas palabras a un nuevo pensamiento, que siempre será la puerta a una nueva persona. Claro

Pier Paolo Pasolini, la poesía herética

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A los críticos católicos A menudo un poeta se acusa y se calumnia, exagera, por amor, su propio desamor, exagera, para castigarse, su propia ingenuidad, es puritano y tierno, duro y alejandrino. Es incluso demasiado agudo en los análisis de los signos de las herencias, de las supervivencias: tiene también un pudor excesivo en concederles algo a la razón y a la esperanza. Pues bien, ¡ay de él! ¡No hay un instante de vacilación: basta con mencionarlo! Al príncipe Si regresa el sol, si cae la tarde, si la noche tiene un sabor de noches futuras, si una siesta de lluvia parece regresar de tiempos demasiado amados y jamás poseídos del todo, ya no encuentro felicidad ni en gozar ni en sufrir por ello: ya no siento delante de mí toda la vida... Para ser poetas, hay que tener mucho tiempo: horas y horas de soledad son el único modo para que se forme algo, que es fuerza, abandono, vicio, libertad, para dar estilo al caos. Yo, ahora, tengo poc

La chica que me cuida (Una Crónica), por Malena Low

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Collage Catalina Lepes Si este texto lo hubiese escrito César Aíra, en su estilo, sería literariamente desapacible y lúdico.  Pero acá lo describe una mujer joven, que se lanza a contar un episodio real de su adolescencia, desde su posición de clase: la niña que tiene deseos eróticos hacia su mucama. Ese espacio le da al texto una molestia muy alta, que no es la del tema en si, hoy "políticamente correcto" y de bon mot . Subleva , en cambio, el lugar común de clase (si fuese un varón sería inclusive banal), el frotage de pezones en una pasión que no explota, que relata lo que no logra realizarse. Es una crónica que dio lugar a un debate en el colectivo de redacción de EDO. Acordamos publicarlo porque esa molestia generada por el texto es considerada, por algunos de nosotros, un mérito. EDO La chica que me cuida     “Pero una larga cinta de seda ata a los amantes a sus amores respondidos” “Solo que entre las estrellitas de los yunques y

Un coloquio internacional, por Estrella del Oriente

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Eran las seis y las veintidós del viernes. En una de las pantallas estaban Roth y Santoro, en el museo  Untref de Buenos Aires.  En la otra, Capurro,  en Le Mistral, al lado del Teatro Sarah Bernardt de París. A los pocos minutos llego quién sería la  anfitriona y también interlocutora del encuentro,  Diana Weschler, coordinadora de la Bienal Sur, donde se exhibe actualmente nuestra obra, El árbol Nexor. Durante más de una hora, explicamos el alcance de nuestro proyecto. Por un lado, hacer que el museo reciba a los migrantes, alojándolos en nuestra máquina de comunicación, el Árbol Nexor. Ese espacio habitacional permite que los migrantes se conecten, en el hall de los museos, con la población local. Se produce por este  medio  la asimilación de los llegantes con los ya- llegados, teniendo en cuenta que la Humanidad salió caminando del centro de África y algunos, por azar,  se ubicaron antes, debiendo recibir a los posteriores  sin los prejuicios inventados por los Estados mo