Temblor en el arte, por Juan Carlos Capurro
En Estrella del Oriente, desde nuestra fundación, sostenemos
un criterio: Toda libertad en arte. No aceptamos barreras de ningún tipo en el
terreno de la creación. No nos oponemos a ninguna forma de expresión artística.
Ha sido el totalitarismo el que se opuso a determinada expresión del arte. Para
los nazis existía un “arte degenerado”, y esos cuadros, objetos o poemas eran
quemados, muchas veces junto a los propios artistas, como ocurrió con Max Jacob
y Robert Desnos.
Para Stalin, era “reaccionario” todo lo que no reflejase el
“realismo socialista”, enviando a trabajo forzoso a una fábrica de cerámica a
artistas de la talla de Tatlin, cuyas obras eran retiradas de los edificios
públicos. Cientos de artistas fueron deportados
a Siberia para “reeducarse”, a cincuenta grados bajo cero.
No es de extrañar que aparezcan ahora estas expresiones,
nuevamente, ante la ola de rechazo a los migrantes, de intolerancia a quién
piensa distinto; en que se elevan muros entre los pueblos y se deja morir a
decenas de miles, o se los esclaviza,
en el Mediterráneo. Es en este
contexto que se clama por la “decencia”
en el arte.
Es está una forma brutal de algo que se manifiesta también
de manera "civilizada". Obras inocuas, blancas de pudor y estúpida asepsia, circulan por el mundo en
nombre de un supuesto “arte conceptual”, como ayer lo eran en cuadros
bellamente pintados de obreros cantando o de recios arios levantando las mieses.
Mientras tanto, Facebook (nada más moderno) impide la
reproducción de “El origen del mundo” de Courbet, por “indecente”.
El pudor es siempre el escudo de los canallas.
“El Met rechaza retirar un cuadro de Balthus en el que aparece una joven en posición sugestiva”
El museo Metropolitan de Nueva York (Met) se planta. Su
misión, explica, es coleccionar, estudiar, conservar y presentar obras que
conectan a las personas con la creatividad, el conocimiento y las ideas. Y con
ese argumento rechaza con rotundidad una petición para que se retire una
pintura de Balthus en la que aparece una niña a la que se le ven las bragas.
Las artes visuales, insisten, son un medio para la reflexión.
La obra del artista francopolaco se titula Teresa soñando y
data de 1938. Es un cuadro, coinciden los críticos, que irradia luz propia y
pureza. Al verlo, se puede sentir la placidez de la joven en el sueño. El
trabajo de Balthazar Klossowski (París, 1908 -Rossinière, Suiza, 2001) es
conocido, precisamente, por la manera con la que capta la inocencia de la
preadolescencia.
La petición se lanzó el 30 de noviembre por una vecina de
Nueva York y tenía como objetivo alcanzar las 9.000 firmas. “El Met está, tal
vez sin intención, respaldando el voyerismo y la cosificación de los niños”,
decía.
Los responsables del museo responden que su muestra recoge
trabajos importantes que representan todas las culturas y los tiempos. Y
entiende, además, que momentos como el que se vive ahora en Estados Unidos
ofrecen la oportunidad para entablar una conversación.
El Met no va a retirar el cuadro ni se plantea tampoco
cambiar la cartela para hacer la aclaración que se pide. “Consideraré esta
petición un éxito si incluyen un pequeño mensaje diciendo que el cuadro puede
ser ofensivo”, explicó en las redes sociales la autora de la petición. “Solo
pido que sean más conscientes con la manera que tienen de contextualizar las
piezas”.
La explicación que tiene la obra en la actualidad solo
señala que la protagonista, Teresa Blanchard, tenía 12 o 13 años cuando se
pintó el cuadro. La pintura ya fue expuesta hace cuatro años por el Met en una
muestra sobre el trabajo de Balthus. Entonces sí se advirtió a los visitantes
de que algunos trabajos podían ofender al público.
“Las artes visuales son uno de los medios más importantes
que tenemos para reflexionar a la vez sobre el pasado y el presente, y
esperamos motivar la continua evolución de la cultura actual a través de una
discusión informada y de respeto por la expresión creativa”, señala la nota
emitida por el museo.
El cuadro pertenecía a la colección privada de Jacques y
Natasha Gelman, y fue donado al Met en 1998. La pintura se ha exhibido por
galerías y museo de EE UU, Europa, América Latina y Asia. Los críticos destacan
el carácter místico de la obra de Balthus.
Nota publicada en El País 06/12/2017
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