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Mostrando entradas de enero, 2020

Incertidumbre, amor , política y etología, por Enrique de Santiago

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"Dato incierto", tinta y marcadores s/papel Canson 250 gm. 28 x 21 cm. Entonces hubo la gloria divina de arriba y la gloria divina de abajo, la shekinah del cielo y la shekinah de la tierra. (El Zohar) Voy contra corriente abajo del humo de sílice auscultando el gemido nuclear de la prometida girando en medio de estampida de huesos atrapado en tantas escenas inentendibles y te pronuncio como palabra prohibida fuera de una hora absurda llamada escena primera sino la postrera y absoluta (nunca lo sabré) dato no menor para un aprendiz insistente como yo abatido por el vuelo único de una espora (tan ciega pero tan vidente como el amor) a la cual le he calculado sus trazas del vuelo su secreta prisa y su incertidumbre X real ∈ (X med −∆X , X med + ∆X med) X med se encuentra en el punto medio del intervalo azar le dicen aunque la medida inversa interfiere con la brisa de los dioses y la amada boca inhóspita desconocida y lejana

Manta de las estrellas, por Colectivo EDO

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La novia oficial del Hombre Cohete, Juan Carlos Capurro Desde hace más de setenta años, sectores interesados en ultimarlo, sostienen que el surrealismo ha muerto. Esa intención necrológica proviene de un amplio bagaje de ignorancia, materia que -para sus portadores no tiene secretos- según explicase acertadamente Borges. Un  profesor colombiano pasó 10 años coleccionando definiciones de sus alumnos, que derivó en un maravilloso diccionario. Se visualiza allí, sin esfuerzos especiales, que la poesía puede ser hecha por todos, como proponía Lautreaumont. Es decir, que el surrealismo puso en acción consciente lo que subyace poéticamente en la Humanidad desde mucho antes de 1924, año fundacional del movimiento impulsado por un grupo de jóvenes videntes.  El docente colombiano Javier Naranjo es quién recopilo, durante 10 años, en diferentes escuelas rurales de Antioquia, las definiciones de palabras elaboradas por sus alumnos. Aquí les dejamos algunas de ellas:  

El futuro es un animal, por Gastón Ribba

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Leonora Carrington, Sol Niger A diferencia del español, el chino mandarín y el inglés no poseen el tiempo futuro. El inglés se vale de partículas para generar el "future tense" y el chino del contexto. A veces agregan el ideograma "mañana" después de "hoy" pero sólo a veces. Un profesor hindú de una academia de Barcelona señaló que los bancos que utilizan las partículas "will", "shall" o la construcción "to be going to" tienden a arriesgar menos y obtienen resultados mediocres. Los bebés en alemán lloran en tono descendente y los franceses terminan el aullido bien arriba. Dicen los lingüistas del norte que los castellanos procrastinamos porque el futuro para nosotros es una regla. Está escrito. A fines del siglo diecinueve, una compañía francesa de tabacos encargó al ilustrador Jean-Marc Côté el diseño de postales para sus cigarrillos. La serie se llamó "En el año dos mil" y entre otras viñetas mostraba a

Je me trempe, por Pat Ryckewaert

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Jaya Suberg Yo me templo en sus aguas y me abandono a la corriente luchando para volver a mi curso me muevo bajo su cielo de tormenta evitando las multitudes conmovida por su mirada como un insecto enloquecido me retuerzo en sus brazos mojada bajo esa dulce lluvia vestida bajo su luz atrapada en la espesura de sus palabras Estoy allí para atarme finalmente al aliento caliente de su deseo cuando él me hace viva. Je me trempe dans l’eau de lui et me déploie dans ses courants à lutter pour revenir à la source cours sous son ciel d’orage en évitant la foudre et m’agite dans son oeil comme un insecte fou. Je me tords dans ses braises et m’essore sous sa pluie douce me dresse dans sa lumière et me bouleverse dans l’épais de ses mots. Je suis là à me nouer enfin au souffle chaud de son désir quand il me fait vivante. Pat Ryckewaert

Ni el asombro, por María Negro

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 Femme assise sur un homme nu,  Leonor Fini El tiempo no cesa. Como si cada invierno hubiese llegado de una forma feroz para ella. Pinta colores en su pelo, con la inerte sensación de quien esquiva la realidad del blanco que avanza y se resiente. Ya no llora. Pone la pava sobre el lánguido fuego de la cocina y prepara el mate.  Se sienta, el televisor continúa su programación absurda. No recuerda cuándo fue la última vez que lo apagó. Tampoco es algo que la desvele. Alguna vez le importó seguir una historia, una novela, un rato de una novela. Ahora solo le interesa el ruido que apague ese otro ruido. La tormentosa soledad no soporta el silencio. Porque, eso sabe, el silencio es el peor de los ruidos. Teme al silencio mucho más que a la soledad. La cabeza, inevitablemente, comienza a llenarse de palabras, y ese es el problema. Las palabras la han hartado. Las palabras completaron una lenta metamorfosis hasta transformarse en sus enemigas. Solo se callan con un poco de ruido

En el nombre, por Juan L Ortiz

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Leonor Fini EL MUNDO ES un pensamiento realizado de la luz. Un pensamiento dichoso. De la beatitud, el mundo ha brotado. Ha salido del éxtasis, de la dicha, llenos de sí, esta tarde, infinita, infinita, con árboles y con pájaros de infancia ¿de qué infancia? ¿de qué sueño de infancia? ***  NO TE DETENGAS ALMA sobre el borde de esta armonía que ya no es sólo de aguas, de islas y de orillas. ¿De qué música? ¿Temes alma que sólo la mirada haga temblar los hilos tan delgados que la sostienen sobre el tiempo ahora, en este minuto, en que la luz de la prima tarde ha olvidado sus alas en el amor del momento o en el amor de sus propias dormidas criaturas: las aguas, las orillas, las islas, las barrancas de humo lueñe? ¿O es que temes, alma, su silencio, o acaso tu silencio? Serénate, alma mía, y entra como la luz olvidada, hasta cuándo? en este canto tenue, ten

Reunión Orozco, Moro, Yourcenar, Brauner

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'Le ver luisant' Victor Brauner La mala suerte Alguien marcó en mis manos, tal vez hasta en la sombra de mis manos, el signo avieso de los elegidos por los sicarios de la desventura. Su tienda es mi morada. Envuelta estoy en la sombría lona de unas alas que caen y que caen llevando la distancia dondequiera que vaya, sin acertar jamás con ningún paraíso a la medida de mis tentaciones, con ningún episodio que se asemeje a mi aventura. Nada. Antros donde no cabe ni siquiera el perfume de la perduración, encierros atestados de mariposas negras, de cuervos y de anguilas, agujeros por los que se evapora la luz del universo. Faltan siempre peldaños para llegar y siempre sobran emboscadas y ausencias, No, no es un guante de seda este destino. No se adapta al relieve de mis huesos ni a la temperatura de mi piel, y nada valen trampas ni exorcismos, ni las maquinaciones del azar ni las jugadas del empeño. No hay apuesta posible para mí. Mi

Los pedidos de mi padre, por Marcelo Rubio

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Hizo un gesto con la mano derecha para que me acercara, la izquierda casi no podía moverla. Le era muy difícil hablar, articular una frase resultaba una proeza a la que él ya no se animaba, nunca fue bueno para afrontar los fracasos. Arrastraba las palabras, a veces debía pedirle que repitiera lo dicho una o dos veces, para poder entenderlo. -Acá la plata es lo de menos – dijo mi viejo.             Yo conocía bien de lo que hablaba, mucho antes de que sucediera la primera de las muertes de mi padre lo habíamos conversado. En aquellos días lo escuchaba sonreír, quitando dramatismo, ignorando, o pretendiendo hacerlo, en la fuerza de cada expresión. Él hablaba en serio, yo lo sabía.             Ahora estábamos en una sala de hospital, él en silla de ruedas, los gestos de agotamiento, la mirada perdida. Yo, a su lado. Ambos aguardábamos los mismo o casi lo mismo.             Cada tanto mi padre se lamentaba. -Dios mío – murmuraba.             Jamá