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Mostrando entradas de 2020

Imprevisible/Peret

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  El poeta Benjamín Peret tiene la virtud de desorientar. Para quienes la tierra con agua es barro, Peret es todo menos poeta. ¿Será un provocador? Para los 'realistas', Peret es alguien que se evade de todo compromiso. El texto debe ser una denuncia, un alegato, un conmovedor momento de la lírica en el vector de la Historia. Peret, en cambio, a los oprimidos los llama gaviotas; a los policías, almanaques. De esa manera, las gaviotas conviven con los almanaques en una pecera de cuarzo llamada Lumilagro. Eso pone nerviosos a los agentes de tránsito del juicio de los justos. Recomendamos leer a Peret para reír desde el fondo del alma. Para todo lo demás, existe la revolución.   * Perro y gato   Por el sendero de las manos heladas se deslizan las oriflamas son grises verdes azules rojas y tienen la forma de mi rostro porque las hice parecidas a mi risa que estalla en el musgo como una piedra que echa a volar Y las piedras echan a volar diariamente como obreros que va

Capurro en los ojos de Federico, por María Negro

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      Diciembre de un año largo, complejo, distanciado. Amenaza de lluvia que no cae en el Buenos Aires querido, hervido y agotado de viernes. Una pantalla firme, debajo de la explanada de la gigantesca Biblioteca Nacional, muestra los ojos de Federico Peralta Ramos, cristalinos, furibundos, impiadosos. Más de cien personas, con todo el protocolo preciso en este raro tiempo, se detienen en la tarde a observar como Juan Carlos Capurro presenta a ese enorme pedazo de atmósfera que sigue siendo el señor que hizo saltar por los aires a la Guggenheim. Peralta Ramos, en los ojos de Capurro, se nos acerca escandalosamente. Habla desde una atemporalidad que causa escalofrío. No es el personaje el que nos mira, sino el hombre. El ser humano en su desnudez íntegra. La interpelación de sus cuestionamientos, convulsionan las pocas certezas que nos entregó el alcohol en gel, la reclusión y el terror a la muerte. La obra del poeta funciona, como dijera el mismo Federico, como un sismógrafo.

Federico en la mirada de Capurro, por Daniel Santoro

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    Mal de Plata, la nueva película de Juan Carlos Capurro, viene a saldar una deuda con Federico Manuel Peralta Ramos. Y es que en el caso de Federico, el artista y el performer, el dandy y el marginal, el ingenuo y el agudo ironista, interactúan de un modo tal que estas características terminan velando su virtud fundamental: la de ser uno de nuestros grandes artistas, original creador de un modo de expresión y de presentación de la obra, muchas veces tan fuera del canon que no pudo ser dimensionada en su momento, entre los 60 y los 90, donde brilló y sorprendió con su arte sin filiación.   Juan Carlos sabe mostrarnos muchas de sus conocidas acciones artísticas, pero pone el foco y nos revela una nueva dimensión de nuestro artista. Federico adquiere la estatura del gran maestro del arte político que en realidad fue, así se lo ve, ni tan ingenuo, ni tan loco.   Hacia el final de la película hay un gran momento, cuando asistimos al recitado del poema la Hora de los Magos: no