Dimensiones, por Pedro Roth
Un escritor argentino de ciencia ficción se inspiró en la idea de la cinta de Moebius que con el simple hecho de doblar un papel transforma algo bidimensional en tridimensional
Un día descubre cómo doblarse a sí mismo para pasar a la cuarta dimensión
El mundo tecnológico nos enseñó a simplificar y así aprendimos a desdoblarnos para pasar a ser bidimensionales, chatos, tuertos (como decía Federico Manuel Peralta Ramos: chatos, chotos y chetos) eso es la pantalla en todas sus formas y les hemos dado el poder, esa mísera sensación de libre albedrío y ahora sentimos nostalgia por la tercera dimensión. Nos preguntamos dónde quedaron las dimensiones, las profundidades, los abismos, misterios, secretos, sombras. La superficie plana, visión tuerta, es un defecto de la visión que se hace difícil aceptar, como pasar de la tercera a la cuarta, complejizar es avanzar. Ser de dos dimensiones es ocultar todas las demás.
Priorizar el resultado, reducir las opciones, es simplificar, es más fácil y da la sensación de mayor verdad.
La cuarta dimensión es lo desconocido, complejo, complicado, sutil, dificultoso, no es un atajo.
Lo material y como conseguirlo es más simple, contundente, es como entrar con un bate de béisbol en una cristalería, no es lo mismo que desarmar el mecanismo y así comprender. A veces el camino largo es más engorroso pero da más satisfacciones. Es descubrir por uno mismo, es una sonrisa como recompensa por haber entendido, es la belleza de cuando las piezas encajan.
A veces el resultado no basta, recorrer todo el camino es más satisfactorio.
Pedro Roth
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