Los bordes de la tormenta, por Gastón Ribba

El primer capítulo de Pepe Sánchez fue publicado en la edición de El Tony Supercolor de diciembre de 1975. Los simpáticos dibujos de Carlos Vogt y el tono satírico montado sobre el éxito de las películas de James Bond apenas suavizaban la filosa pluma de Robin Wood. Paraguayo trotamundos, hijo de australianos socialistas utópicos, merecedores de la etiqueta "libertaria" que ha usurpado esta manga de langostas. Sánchez era un agente doble cero por los dos aplazos recibidos en la academia de espías y el único título que exhibía con orgullo era el de hincha de Chacarita Juniors, el mejor de todos, el que nunca faltaba a un partido así cayeran ojivas nucleares de punta. Pepe salvaba el mundo en los ratos libres que le permitía su conchabo en una playa de estacionamiento porque en él todavía quedaban algunas cosas importantes: su vieja. sus hermanos, su sobrino, un par de amigos y una tracalada de tíos atorrantes como el que se dedicaba a cultivar cardos en Paso de los Libres y ot...