Enrique Rosenblatt, la poesía oculta, por Enrique de Santiago

 


Publicado en Revista Athena


Enrique Rosenblatt Berdichevsky, 17 de febrero de 1922, 6 de septiembre de 2009. Fue un poeta muy cercano al grupo Mandrágora. Uno de los colectivos surrealistas más influyentes de la literatura chilena y latinoamericana. Su primer acercamiento con estos poetas, se da primeramente bajo ciertas circunstancias del azar objetivo, cuando tenía 20 años y había comenzado sus estudios de medicina, le fue diagnosticada una tuberculosis, lo que le obligó a guardar reposo en su hogar durante un tiempo prolongado. En ese entonces uno de sus vecinos era Juan Sánchez Peláez, con quien estaba iniciando una amistad debido a que compartían el gusto por la poesía. El poeta venezolano también muy joven en aquellos años estaba avecindado en Santiago por motivos de estudio –Literatura en la Facultad de Pedagogía de la Universidad de Chile –  ya conocía a los mandragóricos, y en una de las tantas visitas a un Rosenblatt convaleciente, le comentó de las actividades del grupo, y le hizo notar la buena disposición de sus integrantes por abrir y generar nuevos vínculos, especialmente con jóvenes como ellos que tenían interés en abrazar la poética y las ideas del Surrealismo. Después de dejar el reposo por su enfermedad, fue presentado por Sánchez Peláez a Braulio Arenas, quien elogia sus primeros trabajos y lo presenta al resto del colectivo donde fue aceptado de inmediato. Es entonces que a partir de ese encuentro Rosenblatt, descubre los escritos de Breton, en especial sus manifiestos surrealistas, de los otros autores europeos, y también latinoamericanos como Cesar Moro y Aldo Pellegrini. Ese también sería el principio de una amistad duradera, especialmente con Braulio Arenas –hasta el apoyo de este a la dictadura de Pinochet – y Enrique Gómez-Correa. Si Sánchez Peláez es considerado como el quinto “mandragórico”, podemos decir que por la forma activa como se integró y la complicidad que se tejió desde su integración, Rosenblatt vendría siendo el sexto integrante, y en ese sentido la mítica foto de 1943 donde aparecen los seis, viene a avalar esta hipótesis.


Otro poeta relevante con quien toma contacto en esos años es Carlos de Rokha, quien le presenta a su padre, así en el año de 1942, vendría la invitación de Pablo de Rokha para incluirlo en la antología Cuarenta y un poeta joven de la poesía chilena, 1910-1942, la que fue su primera oportunidad de publicar y poder mostrar su trabajo literario. De sus tres poemas publicados en esta antología, podemos destacar uno que se titula “Reyes por un crimen original”


REYES POR UN CRIMEN ORIGINAL


 Las formas disueltas en perfumes

Que son suaves manos de oro

Asesina el arma escapa

Enlazados en el bufón del subterráneo

Nacida del monstruo

Pues es el pacto de la doncella

Cubierto de aceites afrodisiacos

Los ojos el relato cráneo impenetrable

Del águila que ha muerto

Poseyendo al hechicero

O la estatua arrendada

En los claros del bosque invisible

A los lentos abanicos sobre aves azulejas

El viejo cisne guarda las insignias mágicas

En barcos de arena

Consumidos por el aullido de los astros

Más diabólicos en la danza

Humillando los lobos

Venenos de cristales he bebido sus senos

Más deliciosa inquieta

Los imanes del crimen.Cuando evaden un abismo

Cuando transforman su cabellera en una nave

Brotaba de la cicatriz de su boca

Una escala de mármol

Que alcanzaba

El bastón  de un mariscal abrigado en su seno izquierdo

Sobre un espejo

Unas aves de plumas invisibles

Persiguen el causante de aquel crimen

Como resto de festín de sus árboles

Las huellas aquellos viejos pergaminos

Los ritos encadenados a su propia muerte

Siempre del mismo gigante

Contempla los sucesos  Cotidianos.




Enrique Rosenblatt, podría ser denominado como cultor de la poesía negra, el mismo en una entrevista dice que lo “dominante en mí era una oscura rebelión contra la sociedad en que vivía”. Éste término nace en seno del grupo después de variadas conversaciones y aparece planteado en la revista Mandrágora en su número 3, de junio de 1940 en un artículo redactado por Enrique Gómez – Correa titulado Notas sobre la poesía negra, que según la descripción, se nos dice desde un principio qué “Hoy como nunca el juego de las afirmaciones y negaciones desempeña un papel preponderante y fundamental dentro de la trayectoria del pensamiento. Y es particularmente en la poesía, donde esta lucha adquiere tonalidades de más alta violencia, porque siendo ella, la expresión total y repentina de la realidad, pone en movimiento todas las fuerzas – aún las más oscuras y deleznables- que determinan en su conjunto, los actos del hombre.” Esta misma premisa se siente a lo largo de toda la creación poética de Rosenblatt, donde todas estas fuerzas descritas anteriormente se hacen presente de manera explícita y tácitamente -aquel estado de latencia que habita en una esquina oculta de la metáfora- en sus escritos. El verso entonces abre los portales de la iluminación, se expande y nos lleva a una infinidad de formas que a partir del logos conocido nos llevan hacia lo inefable. La palabra se convierte en daga que se introduce en el vientre de lo arcano e ignoto para liberar toda su secreta esencia, y para ello es capaz de tomar como vehículo lo displacentero y transformarlo en belleza poética. Así también nos lo plantea Gómez-Correa, en relación a la predilección que ofrecería la naturaleza en contraste con nuestros propios paradigmas estéticos y filosóficos, en ese mismo artículo sobre la poesía negra el poeta lo dice de la siguiente manera: “Ahora como hasta, el momento no se ha demostrado que para la naturaleza existan formas de un valor superior a otras, sino por el contrario, todo lleva a pensar, que ante sus ojos, todas tienen un mismo valor, no se divisa la razón por qué el cambio de un ser en otro, pueda ofender  a las leyes de la naturaleza.” Este mismo fundamento de vida, que es una suerte de relación cuántica con el objeto, se aprecia en la potente poesía de Rosenblatt, donde la forma se desdobla, se hace transparente, y se transforma, recibiendo aquello que lo muta desde la zona especular. Cada elemento deja de significar en cuanto al consenso conocido, y se transforma en uno nuevo, brillante y poderoso, debido a su incorporación a un desconocido conjunto simbólico que lo acoge y lo transmuta. También escribió varios ensayos breves sobre Surrealismo o temas vinculados con éste, donde podemos notar artículos como La Torre Gótica, La Imagen Automática, Fuera de Época, etc.


En 1943, se organiza la exposición surrealista llamada Soirée Surrealiste – velada surrealista – la cual se inaugura el 28 de junio, en el segundo piso de la mueblería de su padre, ubicada en calle Alameda, y que pasó a llamarse Galería Rosenblatt para esa única y exclusiva ocasión. Esta exhibición  fue difundida en la revista Leit Motiv y en la cual participaron Braulio Arenas, Jorge Cáceres, Matta y Erich G. Schoof.


En ese ejemplar de Leit Motiv, Rosenblatt, debuta en las publicaciones surrealistas nacionales con su poema El último proyecto donde demuestra su dominio del automatismo y del delirio que cultiva el vidente, los cuales lo distinguiría como un poeta de una escenografía arcana y de un buen nivel literario a pesar de sus bisoños 21 años.


EL ÚLTIMO PROYECTO


El viento alucinante descubre mi cabeza

Es el pájaro perseguido del hastío

Es la sonrisa del mendigo tejida en su uniforme

Yo me extiendo y mis cabellos

Siguen la marcha del sol

De los jardines condenados a dibujar fantasmas

El horizonte maldice su gran proyecto

Cuando cambia el color del ave superficial

Si busco un placer inútilmente

La red de su rostro las huellas mecánicas

Absorben toda mi sangre y la última gota

Escapa del bolsillo

 

Sentado frente a la muchacha de colores inolvidables

Se desnuda asomando sus ojos a través de su espalda

Convertida en una silla de caza

En sus párpados

Donde el deseo abandona su moneda giratoria

Cambia cada día el pensamiento

En un espejo que yo arrastro de mi boca




Entre el 22 de noviembre al 4 diciembre de 1948, se realizó la Exposición Internacional del Surrealismo, en la Galería Dédalo con participaciones de Braulio Arenas, Teófilo Cid, André Breton, Jorge Cáceres, Benjamin Péret y Enrique Rosenblatt, Toyen, Wifredo Lam, Matta, Jean Arp y otros tantos artistas y poetas. Enrique Rosenblatt participó en el catálogo de la exposición con un poema y colaboró en la instalación de los decorados. A pesar de que el grupo ya no operaba como colectivo, la mayor parte de ellos participó en este encuentro surrealista, y en ese sentido, él seguía muy ligado a cada uno de los integrantes.


En su oportunidad esta muestra no tuvo una importante cobertura de los medios de prensa escrito, pese a aquello, sí, hubo una muy buena respuesta del público de la capital chilena, probablemente la noticia se transmitió con el medio de la época conocido como “el boca a boca” y esta singular experiencia, vino a consolidar la presencia del Surrealismo en la escena nacional y sus nexos estrechos con el movimiento internacional, los cuales se venían desarrollando desde la aparición del primer número de la revista Mandrágora. Hay que agregar además, que la actividad intelectual local de aquellos años estaba muy abierta a la exploración de diversos derroteros y nuevas experiencias, y el ambiente estuvo marcado por una actitud deferente del medio cultural con cierto interés hacia lo que ello definían como la “experiencia suprarrealista”; situación que en cambio, para la prensa le era más atractiva por su rareza en cuanto al montaje y las obras participantes, que por su contenido profundo. Cabe destacar que no fue mucha la cobertura periodística que recibió la exposición, y la prensa que cubrió el evento fue más bien escasa, ya que se escribieron muy contadas reseñas y lo más extenso fue una columna aparecida en el diario El Siglo – órgano comunicacional comunista – quien colocaba el acento en lo extraña y peculiar de la exposición surrealista – su aspecto novedoso–  haciendo un análisis de la muestra, como un atractivo para un público no acostumbrado a enfrentar este tipo de experiencias, más que al contenido de la misma, algo similar también se puede leer en una breve nota de la revista semanario Ercilla. Con todo, la muestra permitió un desarrollo dentro de la escena artística y literaria, y sirvió para generar ciertas interpretaciones de lo que era el arte moderno y cómo se podía intentar insertar en la sociedad chilena. El mismo Enrique Rosenblatt se refiere a este momento como una instancia en que tuvieron una buena acogida de la crítica, salvo por algunas pocas reacciones desfavorables, que provenían de “algunos conservadores de poco prestigio” (1) A pesar de que el periodismo buscó una interpretación más menos vaga sobre la expresividad que ofrecía el Surrealismo, el éxito de la exposición y su importancia se ven reflejadas en los años venideros con la profusa cantidad de estudios sobre estas actividades y publicaciones tanto en nuestro país como en el extranjero. Donde podemos citar El Surrealismo de Jose Pierre, hasta los libros surgidos en el último tiempo, como el de Luis de Mussy o Naín Nómez.


Enrique Rosenblatt, fue un destacado médico psiquiatra, quien publicó varios libros sobre la profesión que sirvieron a muchos estudiantes y especialistas para crecer en su formación. Pero nunca editó un libro sobre su poesía, que sin lugar a dudas hubiese sido un aporte tan valioso como sus escritos sobre el psicoanálisis.





Al preguntarnos ¿Por qué él jamás publicó un libro de sus poemas? Él mismo nos cuenta en una entrevista, que su vocación era sólo escribir y no aspiraba a ser conocido, y por esa razón nunca editó un libro, aunque siempre se sintió surrealista, escribiendo y estando ligado a los versos durante toda su vida, actividad que para él era vital, junto con su profesión de médico psiquiatra. Sobre esto reconoce: “es que soy un poeta secreto para los demás. Amo la poesía y es para mí como una catarsis de mis demonios. ¿Quién no los tiene?” (2)


Recuerdo haber conseguido el teléfono de su hogar y llamarlo un día de julio del 2009 para invitarlo a ser parte de El Umbral Secreto, exposición internacional del Surrealismo, que se realizaría ese año en el Museo de la Solidaridad Salvador Allende y otros dos espacios. En esa ocasión  me respondió su hija indicándome de que su padre estaba muy enfermo y que le era imposible atenderme. Un mes y medio después fallecería, no pudiendo ser parte de la segunda exposición surrealista internacional, realizada en suelo chileno.


Hoy gracias a la colaboración de su hija Claudia, quien conservó gran parte de los escritos y notas de este poeta oculto, podemos ir conociendo su trabajo, su pensamiento y actividades. Esperamos en un futuro cercano, poder editar un libro con su obra reunida, para deleitarnos con los pasajes de lo inefable y lo maravilloso de la poesía negra.




Enrique de Santiago



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Notas: 1 y 2 Cuadernos Nº 58 (2006)  de la Fundación Pablo Neruda, Entrevista a Enrique Rosenblatt por Luis Alberto Mancilla (pág. 72-77)

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