5.55pm, por Silvia Dasso

Queridísima hermana, te parecerá extraño, como lo es para mí, recurrir a este medio para preguntarte sobre lo del pasado lunes. La telefonía celular es eficiente, pero nada segura en cuanto a resguardar la privacidad de los usuarios y dada la gravedad de los hechos, prefiero recurrir al envío de una carta certificada. Te pido disculpas por el tono. Mi ansiedad y angustia me han llevado a ingerir, nuevamente, pastillas para dormir, pastillas para despertarme y pastillas para soportar estar despierta. Mi calma es sólo aparente; siento que me estoy desmoronando. Vienen a mi memoria imágenes de cuando jugábamos al dominó, los veranos, hasta muy tarde, y el efecto que producían cada una de las piezas al caerse en forma consecutiva sobre el paño verde de la mesa. Anoche fui hasta el jardín, no prendí las luces, y desde la pérgola de las glicinas en flor, arrojé el celular a la pileta. Qué alivio...Tantas llamadas y mensajes me estaban abrumando. Tal vez volver a...