El suizo que no es neutral, por Juan Carlos Capurro

 


Se murió Godard. No tiene la más mínima importancia. No se murió Godard. Cualquier artista permanece vivo, como todo ser humano sigue vivo para siempre, en la medida de sus obras y conductas. Debemos a Godard la lucha por hacer del cine un lugar para pensar. El más alto registro de lo humano es el que logra elevarnos a una categoría plena, ajena al egoísmo, ajena a la opresión, ajena a dejar de existir materialmente. Eso es el cine de Godard. Cine que no se comprende del todo, puerta del misterio. Como la vida. Eslabón de lo más alto humano: la poesía. Allí donde siguen vivos Buñuel, René Clair, Hitchcock, Favio, Kurosawa, Birri, Keaton, Marker, Renoir...
¿Arte de minorías? No existe. La pequeña molécula de fuego es la que, sin que se la perciba en su llegada, incendia los palacios más rigurosamente vigilados.


Juan Carlos Capurro


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