La Ballena va llena en el DAC
"La Ballena va llena" es, por necesidad histórica, una película fundamental. Vivimos los tiempos de un régimen en guerra que expulsa a sus pueblos más oprimidos al exilio para sobrevivir. No hay en un solo ser humano arrojado al Mediterráneo el más mínimo deseo de migrar. Son, en consecuencia, expulsados ferozmente. Despojados de toda condición de derecho como ser viviente.
Aquí, en este tiempo donde las mujeres y hombres de América latina se sumergen en el tren de "La bestia" esquivando las balas y las maras, para intentar atravesar los muros aún intangibles que los separan de las posibilidades de trabajo y vivienda. En este tiempo atroz donde los niños se recuestan eternamente en las playas de Grecia, La Ballena encuentra desde la confrontación de las leyes del arte -ese juego que inventamos como especie- un espacio para plantear lo inimaginado. La transformación de esos migrantes exiliados en obras de arte, en un viaje iniciático en barco-ballena, con el fin de ser trasladados hasta los museos más importantes del mundo, donde deberán ser protegidos como patrimonio de la humanidad, cual mismo Rembrandt.
No resulta azarosa la elección del barco como medio de transporte. Un barco es delicado o furioso, según el mar que lo rodea. Como en nuestros sueños más profundos, la huída es algo dulce y violento; como en las pesadillas, solo se comprende la decisión de sumergirse en el Mediterraneo si se puede ver el infierno desde el que se parte.
El proyecto de la Ballena que persiguen los amigos de Estrella del Oriente, denuncia sin dejar de lado la ironía y la sonrisa, a los bancos que sobreviven por los rescates financieros que hunden a los países bombardeados de cuantiosas maneras. Eleva con poesía la mirada sobre uno de los problemas fundacionales e insalvable de este régimen: la humanidad no es patrimonio de sí misma.
Durante todo el mes de diciembre podrá verse on line, dentro del Ciclo de documentales DAC (docu.dac.org.ar), con motivo del 15º aniversario del museo Malba.
María Negro
Aquí, en este tiempo donde las mujeres y hombres de América latina se sumergen en el tren de "La bestia" esquivando las balas y las maras, para intentar atravesar los muros aún intangibles que los separan de las posibilidades de trabajo y vivienda. En este tiempo atroz donde los niños se recuestan eternamente en las playas de Grecia, La Ballena encuentra desde la confrontación de las leyes del arte -ese juego que inventamos como especie- un espacio para plantear lo inimaginado. La transformación de esos migrantes exiliados en obras de arte, en un viaje iniciático en barco-ballena, con el fin de ser trasladados hasta los museos más importantes del mundo, donde deberán ser protegidos como patrimonio de la humanidad, cual mismo Rembrandt.
No resulta azarosa la elección del barco como medio de transporte. Un barco es delicado o furioso, según el mar que lo rodea. Como en nuestros sueños más profundos, la huída es algo dulce y violento; como en las pesadillas, solo se comprende la decisión de sumergirse en el Mediterraneo si se puede ver el infierno desde el que se parte.
El proyecto de la Ballena que persiguen los amigos de Estrella del Oriente, denuncia sin dejar de lado la ironía y la sonrisa, a los bancos que sobreviven por los rescates financieros que hunden a los países bombardeados de cuantiosas maneras. Eleva con poesía la mirada sobre uno de los problemas fundacionales e insalvable de este régimen: la humanidad no es patrimonio de sí misma.
Durante todo el mes de diciembre podrá verse on line, dentro del Ciclo de documentales DAC (docu.dac.org.ar), con motivo del 15º aniversario del museo Malba.
María Negro
Excelente comentario sobre una película muy, pero muy buena
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