Bocetos del mundo que se alumbra, por Juan Carlos Capurro
La máquina de detectar lo adecuado no suele pasar por donde crece lo sublime. Ella está ocupada en clasificar. El arte, decía Marcel Schowb, siempre desclasifica.
El reciente film realizado por Damián Roth sobre su padre puede confundir a la máquina. La película podría clasificarse como adecuada, pero es una obra excepcional. Uno tiende a sospechar que el propio autor no se haya dado cuenta de la inmensa tarea creativa que ha logrado.
Es evidente que hacer un film sobre el reconocido artista Pedro Roth coloca al autor ante una trampa. El personaje, por sus características, desborda la pantalla. Doblemente compleja la tarea, en este caso, al ser el hijo del sujeto de la obra quien la realiza. Durante siete años, Damián grabó a su padre. Lo acompañó en sus viajes. Lo dejó hablar libremente. Y, con gran sensibilidad, lo filmó, muchas veces, sin que su padre lo supiera.
El resultado de esta decisión cinematográfica de estar, sin que parezca, es un acierto. Pedro Roth, polemista del habla, tiene una forma de expresarse absolutamente propia, en donde se amalgaman imágenes nunca vistas, yuxtaposiciones inesperadas -incluso para el propio hablante- que siempre improvisa. Damián decide colocar la cámara de tal manera que, al ver el film, los espectadores estemos espiando ese proceso, sin que se nos haya invitado, en la intimidad del artista: la de sus sueños, sus penas, sus videncias. En absoluta plenitud, vemos cómo piensa -en tiempo real- una persona que inventa lo que va pensando mientras lo hace.
Esa capacidad de transmitir lo que es una operación alquímica, se logra con dos elementos insustituibles: el amor y el talento. El amor por el padre, al que se decidió mostrar en fases desconocidas, para el propio padre, para el hijo y para quienes entran en el film. El talento, a su vez, para poner la cámara de tal manera que esas iluminaciones aparezcan en la obra. Que esas gotas pequeñas de belleza no se pierdan en el rio desbordado que es el propio Pedro Roth.
La clave de la profundidad lograda es el resultado de una fotografía austera, de una intimidad que la vuelve lujosa.
Debemos agradecer al cineasta esta obra, que considero la mejor de las varias dedicadas al artista. Y al mismo tiempo alegrarnos de que, producto de una decisión nacida del afecto, el autor haya logrado crear una joya.
Juan Carlos Capurro
Bocetos del fin del mundo, las aventuras de Pedro Roth y su arte
Zebra Cine
Dirección: Damián Roth
Guión: Damián Roth, Alberto Romero, Juan Martín Hsu y Alejandro Rath
Producción ejecutiva: Mariana Luconi
Cámara: Damián Roth, Juan Martín Hsu, Martín Turnes (ADF) y Alejandro Rath
La nota se refiere al preestreno de la obra, en el Museo de Bellas Artes, 5 de mayo 2023
Muy bueno!
ResponderEliminarMuy bueno!
ResponderEliminarBellísima crítica, plena de sensibilidad. Me imagino cómo será la obra.
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