ARTE ELECTRONICO o de como Roth desata una lluvia de alfileres gigantes sobre la cabeza de los tecnócratas genioles.

       El arte electrónico envejece a velocidades exponenciales por el cambio de tecnología, exhibirlo es cada vez más difícil, sólo se pueden dar el lujo de de mostrarlo las instituciones más poderosas. Las obras necesitan mantenimiento constante y actualizaciones técnicas. Esto no le conviene A esta sociedad del cambio forzado en la que estamos. La historia del arte no avanza. Lo que avanza son las técnicas y las maneras para mostrar los cuestionamientos eternos que nos hacemos.

       La fragilidad de las nuevas herramientas colisionan contra el la permanencia de la condición humana. Esto contribuye a la vejez técnica que están sometidas las piezas que se muestran, creando una sensación vintage recordándoles a los espectadores  la velocidad de los cambios y lo que tuvieron que desechar por la vejez forzada a la que la sociedad de consumo nos somete.

        El software arrasa con el hardware y obliga a los consumidores a comprar sin fin para estar al día se ha creado una sensación de si no compras te caes de la contemporaneidad y te perdés ser parte,  el arte se hace preguntas sobre las esencias que no cambian.

      Utilizar la técnica para mantener un status anterior hace que sea un absurdo en el que caen los retrógrados gente que defiende el pasado con máquinas contemporáneas trata de retrotraer el tiempo abomina la contemporaneidad un ejemplo de esto es la guerra de secesión donde elementos del adelanto científico fueron usados para retrotraer el tiempo defender el esclavismo con armas actuales lleva a este absurdo a la pérdida segura de esa guerra. Hitler echa de Alemania toda la vanguardia intelectual se la regala el enemigo por defender viejas posturas románticas estos vanguardistas fundan la cultura norteamericana.  Los migrantes encuentran los capitalistas salvajes sin ataduras ni miedo permeables a las nuevas ideas científicas, estéticas y las adaptan a su idiosincrasia.
Creando así la cultura norteamericana ellos ya habían zanjado el siglo anterior sus diferencias entre entre el agro y la industria y estaban preparados para asimilar la modernidad.

       Los Edison Ford, Rockefeller, Graham Bell, con su espíritu emprendedor sin el prestigio, de golpe fueron ungidos por la gran cultura.


Pedro Roth

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