La promesa de Antonia, por María Negro


No es una biografía, tampoco un ensayo formal.
Antonia García Castro escribe “Danilo, el hacedor de papelógrafos” como la búsqueda de un gran tesoro: el tesoro de los seres humanos que siguen de pie a pesar de las tempestades. Aquí se trata no solo de rescatar la figura de Danilo Bahamondes, primer encargado nacional de la Brigada Ramona Parra y de la Brigada Chacón (movimientos políticos de muralistas en Chile), sino de rescatar con Danilo el valor del individuo en un movimiento de masas, la supervivencia a la persecución política, el innegable cariño que contiene a los vínculos en esas circunstancias.

No es una biografía, tampoco es una pipa.
Antonia busca reconstruir una parte de historia de  la Chacón, que es en buena parte, la suya propia. Coloca las piezas del juego como parte del todo logrando un movimiento único, donde la búsqueda y el encuentro van tejiendo su propia danza. No hay buenos y malos, o los conceptos de bondad y de maldad se corren de la máquina que escribe, se enredan en Olivettis y la mirada de un Roto que secunda cómplice el paso del tiempo.

La dictadura, la persecución, la farsa democrática, los interrogantes que atraviesan a toda una generación militante estallan en la historia de Danilo. Porque, ¿quién es Danilo? ¿Comandante de un ejército de artistas? ¿Un constructor de un nuevo método de denuncia fugaz? ¿Un poeta?

Sí, todo esto.

Y un hacedor de papelógrafos, consignas y cuestionamientos escritos en un fino papel con tinta negra y brocha ancha. Casi con la paciencia del Mandala, y aún sabiendo que tanto trabajo correrá el destino hacia su destrucción por las lluvias, por las manos momias que los arrancan, los papelógrafos inundan la memoria de Chile de una forma única y particular en un tiempo de palabras confiscadas.
“A Chile le sobran dueños”, dice Antonia y no calla. Y dice también que les han robado los murales. Murales que surgieron como expresión de una felicidad que les fue arrancada, allí donde la Unidad Popular sembró la esperanza de haber derrotado al gran monstruo, los papelógrafos transitaron un espacio donde la palabra les quedaba chiquita y entonces dibujaban. Gigantescos murales “sin pretensión artística, solo como expresión de alegría” dice el propio Danilo.

Que afrenta cuando al artista le dan tanta alegría que se olvida de sus pretensiones artísticas.
Tal vez por eso, o de puro brutos nomás, el 11 de septiembre de 1973 todos los murales fueron tapados. Hasta que la inundación de los barrios más humildes hizo que el agua limpiara la mugre de cal blanca sobre los dibujos y los devolviera ajados, como la historia, pero de pie a pesar del ultraje.
De ese ultraje habla Antonia. De quienes nos quitaron la casa, los libros, los amigos y nos mandaron a vivir del otro lado del mar y con miedo.

De ese Danilo habla Antonia, sin escaparle en nada a los múltiples debates sobre la Chacón, sobre los papelógrafos o sobre qué significa seguir de pie cuando todo se tapa con cal, las paredes, los cuerpos, las torturas.

“Cuando yo sea grande voy a escribir sobre usted” promete casi en tono de amenaza una Antonia muy joven.

 “Danilo, el hacedor de papelógrafos” es la consumación de esa promesa, el punto en el que las palabras colgadas como un libro a cielo abierto encuentran su música íntima en las palabras cálidas, en el acelerado ritmo del tiempo pero tomado con ternura, con besos en la frente, con Interrupciones que llevan mayúscula.

Danilo, el hacedor de papelógrafos - de Antonia García Castro
Editorial Cuarto Propio
Librería El gato escaldado.
Independencia 3548

https://elgatoescaldado.com.ar/




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