Copi copa Villa Crespo, Por Pierre Brulés


Una trama secreta permite que en El Excéntrico de Villa Crespo, teatro fundado por Cristina Banegas, en el vector de Lerma y Canning, (o, perdón, Scalabrini Ortiz, aunque hoy esté  más sólo que nunca) se haya instalado, por unos días, el genio de aquel Botana que llego a París y se hizo nuestro.
Copi nos deslumbró  desde entonces con sus viñetas en Le Monde. Y sus obras: aquella Eva Perón que, en los setenta fue atacada por la ultraderecha paracaidista, logrando que la sala estuviese llena durante meses.

Copi se estrena ahora en inesperado castellano. Él la escribió aquí en París, en francés, y la gran actriz Claire Ruppli y su amigo entrañable, Roberto Plate (argentino en el mundo, a quién el autor la dedicó) tomaron la traducción de Enrique Vilas Mata, para llevarla a Buenos Aires. A mi juicio, francés por cierto, Vilas Mata no sabe mucho de "porteño". Añade al extrañamiento del texto, pero una traducción directamente local  lo hubiese enriquecido. Eso no empaña el resultado. Lo hace simplemente diferente.

Claire tuvo el coraje físico e intelectual de hacerse cargo de ese largo y bellísimo monólogo español, habitado de impecables " boludos", dedicados a un Maestro imaginario. Es, confieso, un hecho pleno de poesía, que me ha dejado en duda: como conozco bien el castellano, no sé cuál de las dos versiones es más bella. Vi primero la versión en francés, donde Ruppli estaba magnífica. Ahora, esa mujer que logra en su alquimia hacerse hombre, y no cualquier hombre, sino el propio Copi, se ha superado a sí misma. O a sí mismo, para ser exactos. Es Copi el que habla, dicta mandamientos  a su increíble perro, se recuesta en un enorme falo dorado, que es, también el faro de Montevideo.
 Sin parar, y sin dejarnos tregua en el encanto, Ruppli va pasando revista a la copiosa imaginación copiana, que tan rápido como mata a todos los uruguayos, los resucita, para pasar a contar su encuentro con un Papa argentino (la obra fue escrita en los setenta!,  la naturaleza imita a Copi); Papa muy inquieto, él,  que tiene la manía de perseguir al presidente uruguayo para....sodomizarlo. Con Copi no hay como aburrirse.

La música de Rubén de León, exacta, sugerente, acompaña la marcha del poeta, que canta, a su manera, fuerte y desesperada, su amor por Uruguay y su pueblo. La luz de Jacques Rouveyrollis, subraya dulcemente los momentos. Detrás, sin interferir, como son sus habituales pinceladas, Roberto Plate coloca una escenografía en el tono sutil de lo que se va diciendo. Su mano va por el mismo camino en la puesta en escena, en una sala pequeña, íntima, que nos hace pensar que estamos con el autor, en un sótano, tomando el reciente beaujolais que acaba de salir de la cosecha, y hay que beber inmediatamente.

Fresco, si, como ese vino, es lo que vi en Buenos Aires y no podré ya olvidarlo.


Montevideo. Obra en un acto de Copi. 
Teatro El Excéntrico.
Lerma 420 - Caba
Todos  los viernes y sábados de junio a las 21 horas

Texto original de Pierre Brulés, traducido del francés por Juan Carlos Capurro.

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