El tiempo hacia atrás o la vida se pasa volando, por Juan Carlos Capurro


Un grupo de científicos asegura que está avanzando en la posibilidad de volver al pasado. Se trata de un primer paso, pero parece sólido. De esta manera, en un lapso aún incierto, podríamos materializarnos nuevamente hacia atrás en el tiempo. Al menos personalmente, porque lo que no sabemos es si todos los que querríamos encontrar en el pasado deberían pasar por la misma fórmula. Así, por ejemplo, si llegamos a 1970 ¿con que nos encontraríamos?, ¿estará Buenos Aires completa?, ¿podríamos escuchar un tango tocado por Troilo o una canción por Spinetta? ¿o ya será imposible, porque como Troilo y Spinetta se murieron, no podríamos pasarlos por la fórmula para que vengan? Esto nos lleva al problema más agudo: que los únicos que estén en el pasado sean los que pasen por el mecanismo de regreso. Imaginemos una ciudad vacía, o quizás un páramo, y un conjunto de personas, seguramente desconocidas, que deambulan inciertas, esperando el horario del mecanismo (si es que ya existe) que vuelva a regresarlas al desagradable presente, es decir, futuro.

Aparecen luego otros problemas más interesantes. El primero y principal es que si hubiese gente, y uno llegase en condiciones digamos "normales", se encontraría con algunos personajes desagradables, de esos que a veces pueblan no solo las pesadillas sino las consultas psicoanalíticas. Ese tipo de gente que nos injurió, maltrató,  y que mientras ocurría no teníamos las herramientas para enfrentarlos. Imaginen a un joven, sin experiencia pero agudo, que discrepaba con gente más experimentada, hoy fallecida,   que decía que Gorbachov iba a salvar la Unión Soviética. O aquel otro, uno de los que descubrió el mecanismo genial de regreso al pasado, al que una mujer dejó porqué decía que no tenía futuro, que era un fracasado. O aquella joven al que el director general de una empresa maltrataba, luego de que en la reunión de directorio todos le votaban a la incauta su proyecto y el director, ladino psicópata, se lo boicoteaba, con soberbia.

Así, el primer problema sería material, como en las películas bobas de Hollywood. ¿Se encontrarían los viajeros en el tiempo con su propio cuerpo más joven, arredrado por esas experiencias? ¿Revelarían la situación y confrontando a sus pedantes verdugos les dirían: Gorbachov hundió la URSS; yo impuse mis ideas, y por eso estoy acá, querida; vos hoy (es decir mañana), sos un viejo choto al que ya nadie le vota las mociones en el directorio. Altas satisfacciones cuya complejidad supera, y en mucho, a la elaboración del objeto a planteada por Lacan. 

La lista de posibilidades es infinita. "Señor Kennedy, no vaya a Dallas, yo sé porque se lo digo", antesala segura de un manicomio, luego de pasar por la Cia. "Estimadísimo Luis XVI, no siga maltratando al pueblo, reprimiendo salvajemente y subiendo impuestos, porque le van a cortar la línea de abastecimiento". Prólogo inevitable para un ingenuo presidiario que, quizás, pueda ser liberado luego de la caída de la  Bastilla. Cada cual puede asegurar su imaginación al respecto. Muchos pagarían no por volver para advertir del riesgo, sino para participar del hecho histórico, ese que en su ceguera de impunidad no veían los poderosos transitorios de distintas épocas.
Quién sabe si para cuando este invento esté perfeccionado, es decir dentro de muchos años, algunos no pidamos volver a estos días, para comprobar que lo que hoy predecimos, y  luego se produjo, llenaba de escepticismo a muchas personas que nos miraban como si fuésemos personajes alucinados.


Juan Carlos Capurro

Comentarios

  1. Felicitaciones y gracias Honorable Capurro. Me quedo en este presente. No quiero pasar nuevamente de Menem a Macri ni verlo a Etchecolaz joven sabiendo que terminaria gozando de la brisa marina

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