Benditos los bosques y los monstruos, por María Negro
El admirable bosque sagrado de Santa Teresa, aquella mujer
que huyó a recluirse en el convento para tener acceso a la lectura hace ya más
de cuatro siglos, se transforma en una performance teatral – filosófica en el
cuerpo de Marilú Marini. Maga y alquimista, Marilú despliega la pasión de esta
mujer atrapada en la historia que no soporta encierro alguno. Ni la palabra, ni
los límites espaciales serán su cárcel. De la mano de Hugo Mujica, el límite de
lo dicho será esta vez un puente útil para pensar y re pensar el teatro, su
forma, su ensoñación particular.
Las butacas están invertidas. Es el teatro todo el escenario
donde los personajes van a tejer con delicadeza desde la escenografía hasta el
paso del tiempo, ambos serán solo parte del juego total donde Teresa (como
Santa y como farsante) dirá lo que ya no puede callar, lo que no es debido. Un
acercamiento a lo que algunos llamarán locura o delirio sin ser más que pasión
y deseo en una forma descarnada y necesaria.
Un sólido y contundente elenco compone el cuerpo de los cuerpos que danza con la Santa, donde se destaca la complicidad de la mirada de Iván Moschner que logra una comunicación con el público tan abierta como el escenario, sumado a la fuerte presencia de los ángeles que –en una material desnudez- no son sino producto de la necesidad total del manto de piel que cubre nuestros miedos.
Un sólido y contundente elenco compone el cuerpo de los cuerpos que danza con la Santa, donde se destaca la complicidad de la mirada de Iván Moschner que logra una comunicación con el público tan abierta como el escenario, sumado a la fuerte presencia de los ángeles que –en una material desnudez- no son sino producto de la necesidad total del manto de piel que cubre nuestros miedos.
Desde los tiempos indefinibles del Instituto Di Tella, la
historia de la santa acompaña a Marilú que relata con paciencia y delicadeza el
largo camino que construyó esta obra multimedia. Por tanto es, inevitablemente,
un homenaje (sin perjuicio del término) a uno de los espacios artísticos más
importantes que existió en una Buenos Aires perseguida y dictatorial, donde los
ensayos de las obras (como cuenta Marilú) eran interrumpidos por allanamientos
policiales que culminaban en el encarcelamiento de la compañía, poblando los
calabozos de actores y actrices como botón de muestra de un gobierno que veía
en la expresión artística independiente un enemigo. El enemigo de la
sensibilidad y la defensa del interrogante. Para el arte como para la ciencia,
nada está absolutamente dicho y ese es –tal vez- su componente tácito de
rebelión.
En esa rebelión, en ese espacio subvertido, en esos actores
que danzan y se entremezclan dionisíacamente, abrazados a la mujer-deseo que es
también la mujer-sumisión, Sagrado Bosque de Monstruos es el relato de una
historia viva y serpenteante, imposible de medir sino desde los sueños, los
rotos y los saludables, los que abrigan como un cielo de estrellas en el
frondoso silencio donde todo es futuro.
María Negro
Sagrado Bosque de Monstruos
Guión: Oria Puppo, Alejandro Tantanian, Ines Garland, Santiago Loza
Dirección: Alejandro Tantanian
Con las actuaciones de:
Marilú Marini
Diego Benedetto
Rodolfo de Souza
Ernesto Donegana
Cristian Jensen
Juan Gabriel Miño
Iván Moschner
Hugo Mujica
Matías Pisera Fuster
Camilo Polotto
Eugenio Schcolnicov
Última función: Domingo 2 de diciembre, 20 hs.
Teatro Nacional Cervantes – Libertad 815 - Caba
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