EL JAGUAR DE LA CULPA, por Juan Carlos Capurro


Se atribuyen a William Shakespeare muchas conductas. También algunas obras. En su Soneto 151 (quien sea que lo haya escrito, es un poeta enorme), dice:

Love is too young to know
What conscience is.

Yet, who knows not
Conscience is born of love?


El amor es muy joven para saber
Qué es (en qué consiste) la consciencia.

Sin embargo, quién no sabe
Que la consciencia nace del amor?


El poema desarrolla una idea brillante. Llegar a la consciencia es lo que permite amar, porque es así como se logra vencer la culpa. El amor es joven, fresco, sin experiencia. La culpa, en cambio, es un lastre histórico.


Y agrega:

Guilt is born of doubt,

La culpa nace de la duda,



La duda surge de las trabas impuestas por la sociedad. Los prejuicios, las convenciones sociales, las marcas de la infancia, las barreras religiosas y de clase.

Se duda.

Se duda ante la diferencia de edad, ante la elección del sexo, los desniveles económicos, la lejanía geográfica, la diferencia de idiomas, de cultura, de mesa y cama.

Las dudas pueden ser infinitas. En esa contradicción, el encuentro amoroso es “imposible”.

La duda se convierte en miedo.

Sólo tomar consciencia de lo que significa amar, es decir, de estar en disponibilidad del deseo, permite vencer la culpa; vencer el miedo ante la muerte.

En esta época de todas las estadísticas no hay, en este tema, estadísticas. Ni hacen falta. Basta con mirar alrededor, recordar encuentros, momentos, oportunidades.

La absoluta mayoría de la Humanidad tiene dificultades para amar. El amor solo se encuentra, plenamente, en algunas de las comunidades primitivas que lograron subsistir. Despojadas de prejuicios, son la excepción.

Respecto del amor, la Humanidad, como sujeto histórico, carece de consciencia en sí y para sí.

En este sentido, vive sometida  por el jaguar de la culpa, es decir, dentro de la fiesta organizada por los opresores para someternos.


Juan Carlos Capurro

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Esa belleza, por John Berger

Mineros, por John Berger

M, por Luna Malfatti