Roth: el arte, con ojos bien abiertos


*Por Marcelo Zapata

“En los años 60 formé parte de un grupo que era el under del under, ‘Cruz del Sur’, con Federico Peralta Ramos, Pier Cantamessa y Juliano Borobio. Justamente, el nombre de esta exposición, ‘Yo lo hice despierto’, era una frase de Federico, y me pareció la mejor para definirla”.

Quien habla es Pedro Roth, un artista múltiple (fotógrafo, pintor, plástico, cineasta, ensayista, actor, etc.), que inauguró días atrás esta muestra en el Pabellón de las Bellas Artes de la UCA.

Nacido en Budapest y llegado al país de muy pequeño (su familia huía del nazismo), tiene una vitalidad que desmiente los 80 años que declara el documento. Acaba de regresar de Suiza y Alemania donde, como actor, estuvo representando la obra “Hotel de inmigrantes”, algunos de cuyos temas tienen que ver con el de la muestra. “Dejé armada la exposición poco antes de viajar a Zurich, Basilea y Dresde, donde estuve actuando. Es una muestra heterogénea, compuesta entre otras cosas por dos cuadros de gran tamaño, de 3,50 m. por 80 cm. También hay dos de los cuatro libros de arte que hicimos con Pedro Cuperman, un amigo que ya no está, un filósofo que fue discípulo de Borges y Vicente Fatone, “No todo es nirvana en la calle Corrientes, baby”, cuya edición en inglés se llamó “Midnight nirvana at Times Square”. Y hay partes del documental ‘La ballena va llena”, que hicimos con Daniel Santoro, Juan Carlos Capurro, Tata Cedrón y Marcelo Céspedes y, para mencionarle algo más, una parte de mi participación en el Proyecto Golem, sobre Borges y Kafka, que, en 2002, ideó el embajador en la República Checa, Juan Eduardo Fleming, y del que formamos parte numerosos artistas”.

Cecilia Cavanagh, directora del Pabellón y curadora de la muestra, ejemplifica la crueldad que trasuntan algunas obras como “dientes amenazadores, que advierten una mordedura letal, líneas blancas y negras que declaman la vestimenta de uso obligatorio para las personas privadas de libertad; el símbolo violento de los alambres de púas que demarcan el encierro, el confinamiento y el castigo, con la intención de causar daño, a quien no respete su condena. Pero no todo es dureza: también está la liberación y la libertad”.

La biografía de Roth está inseparablemente unida a la historia cultural del país. Entre sus múltiples actividades también está la de reportero gráfico (recuerda que participó de los números ceros de la revista Gente, con una portada dedicada a Cacho Fontana). “¿Cómo compara el fervor cultural de los 60 con el actual?”. Su voz se ensombrece: “Todo eso ya no existe más”, asegura. “La gran decepción intelectual es que nos han hecho soñar sueños ajenos. Los sueños de los Estados Unidos. Fracasamos los intelectuales, desde la época de Frondizi, en tener sueños propios. Y no estoy hablando de nacionalismo en el peor sentido de la palabra. No. Hablo de un sueño colectivo, propio”.


Publicado en Ambito.com 27/05/2019 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Esa belleza, por John Berger

La marca de fuego de las mujeres dadaístas.

UN SOMBRERO DE ARROYOS