El nuevo proyecto de Estrella del Oriente, por Juan Carlos Capurro




El colectivo de artistas Estrella del Oriente lanza un nuevo proyecto. Esencialmente, se basa en el encuentro fortuito de los acumuladores compulsivos, las ideas de Marx, y la práctica del fundador de la homeopatía, Christian Hanhemann. Sustancialmente, nace de la lucha entre el deseo del capitalismo y el deseo del conjunto de la Humanidad.

Luego de evaluar el tema, consideramos que los acumuladores compulsivos son un nuevo sujeto histórico. Podemos ver como se los trata en los programas de televisión. Se los denigra, se los descalifica, se los considera locos.

¿Por qué se los trata de esa manera?

Como sabemos, el acumulador es aquél que guarda en su casa los productos que compra sin utilizarlos. Los apila unos sobre otros. Los guarda.

Es allí donde reside el escándalo. ¿Acaso las mercancías no fueron producidas para ser consumidas?

El acumulador compulsivo rompe la lógica del capitalismo. Las mercancías deben agotarse, para volver a ser objeto de consumo en el próximo ciclo productivo. Si no se las consume, se está conspirando contra el actual modo de producción.

De manera poética, los acumuladores resolvieron oponerse al orden establecido.

Marx constata, en su obra “El Capital”,  que la lógica capitalista se basa en dos circuitos. Por un lado, en el movimiento M-D-M´. Es decir que uno vende una mercancía, obtiene un dinero y compra otra mercancía, distinta.

Pero la lógica fundamental, que permite lo anterior, es el movimiento D-M-D´. Es decir, que un capitalista invierte un dinero, produce una mercancía y la vende, y obtiene más dinero que el que invirtió. Es allí donde Marx descubre que el capitalista extrae más valor que el que invirtió inicialmente. Lo que se denomina plusvalía.

La plusvalía, dice irónicamente Marx, se oculta bajo el fetichismo de la mercancía, como si esta tuviese vida propia, como si surgiese de una verdad teológica, similar a las verdades de las religiones. Como un objeto sagrado-

Así funciona el capitalismo, sostiene.

Partiendo de esta premisa, advertimos que los acumuladores compulsivos rompen con esa lógica, porque al atesorar en forma masiva las mercancías que el capitalista le vendió y no consumirlas, rompe el circuito virtuoso de la extracción de plusvalía. Circuito que Marx establece como proveniente de la compra de la mercancía fuerza de trabajo, cuyo valor es inferior al que el trabajador produce durante la jornada laboral.

Tenemos así que, ante los que se ríen del acumulador compulsivo por considerarlo un loco, es este el que se les ríe, históricamente hablando, ante la absurda defensa del fetichismo de la mercancía.

Esa ruptura de la lógica de nuestros amigos, los acumuladores, nos llevó a pensar en repetir en gran escala su experimento.

¿Qué pasaría si nosotros pusiésemos una selección de las principales mercancías del mundo capitalista en un recipiente adecuado? ¿No tendríamos reproducido así el centro de la detención del ciclo capitalista?

Ahora bien. ¿Qué podríamos hacer con esa acumulación compulsiva realizada en nuestro laboratorio?

Y alli lo relacionamos con los principios del fundador de la homeopatía, Cristian Hanhemann.

Este descubrió que la enfermedad se cura obteniendo una dosis concentrada de lo mismo que la produce. Para hacerlo, se basó en el principio “Similia Similibus Curantur”, “Lo igual cura lo igual”.

Su método consiste en tomar al agente que produce la enfermedad, y agitarlo, removerlo, miles y hasta millones de veces, hasta encontrar la dosis exacta, concentrada, que una vez  inoculada, cure la enfermedad.

Partiendo de esta premisa, nosotros consideramos que si logramos colocar una muestra significativa de las principales mercancías producidas por el capitalismo, convenientemente tratadas bajo agitación, en agua y vapor, nos darán un concentrado de todas las mercancías.

El líquido así obtenido, pensamos, quizás sirva para resolver la crisis actual del capitalismo.



NUESTRO LABORATORIO


Para hacer este experimento, hemos diseñado una Gran Tolva de 15 metros de altura, en cuyo interior pondremos una selección de las principales mercancías. Colocaremos allí desde sachets de leche, partes fundamentales de una Ferrari, diversos tipos de calzado, trajes Armani, overoles de obrero, libros, acciones de bolsa, dólares, yens, frascos de Chanel nº 5... ; es decir, una muestra significativa de lo principal de la producción.

Esas mercancías puestas en la Gran Tolva representan la esencia del deseo capitalista, basada en el fetichismo. Su rueda de funcionamiento es el consumo incesante.

Pero si nosotros las colocamos y agitamos, con el método homeopático, en forma sostenida, el líquido que surja en su base ¿se convertirá en su contrario?

Ese líquido, al que denominamos Líquido Madre, será depositado, por goteo de la Gran Tolva, en un pequeño frasco. El fluido, contendrá, según nuestra hipótesis de trabajo, el deseo de la Humanidad.

En momentos en que la producción capitalista ha entrado en la incapacidad de realizar su plusvalía debido a una pandemia, lo que comenzó siendo un hecho aislado – a través de los acumuladores compulsivos – ha pasado a ser un hecho generalizado. Es sobre esta base que hemos decidido realizar nuestra acción artística.

Por eso entendemos que reproducir en gran escala una acumulación de mercancía de estas características, tratada debidamente con el método hanhemiano, puede dar el remedio necesario.

Consideramos que el Líquido Madre será seguramente un producto inestable, cuyo color imaginamos oscuro, como todo objeto de deseo.

Es posible que la Tintura Madre que surja de nuestro experimento nos provea de la materia necesaria para escribir y pintar las páginas de la futura salida de esta crisis, relanzando  así el carácter de nuestro experimento.

¿Será? ¿Será esa la dosis adecuada?

Eso lo veremos cuando instalemos la Gran Tolva, agitemos pacientemente su contenido y el Líquido Madre así obtenido se instale en un recipiente adecuado, que bien podría tener la forma de una llave de cristal.


Juan Carlos Capurro



Ilustración: Giorgio de Chirico

Comentarios

  1. ¡Increíble reflexión y praxis! Tengo tres preocupaciones al respecto:

    -Cuando el acumulador compulsivo lo es por patología, ¿influye el contexto socioeconómico en el que vive? Imagino que sí, pero si se sigue siéndolo en un contexto no capitalista, ¿qué pasaría con estos? ¿O es que simplemente les sería imposible acumular porque no habría productos acumulables?

    -Al basar el experimento/proyecto artístico en la noción de la homeopatía, ¿cómo argumentar que tiene sentido basarlo en esta noción si tantas personas la catalogan como pseudociencia? Es decir, ¿cómo creérnosla? ¿Cómo creer que el Líquido Madre pueda tener consecuencias si parte de la aleatoriedad de la homeopatía?

    -Por último, ¿en qué se usará el deseo de la Humanidad? ¿Para qué servirá en Líquido Madre? ¿Qué podremos hacer con él? ¿Cómo medir que repercutirá en la escritura de una nueva realidad para salir de esta crisis?

    ¡Qué ganas de seguir compartiendo! :)

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