El poema como idea de la poesía, por Alberto Girri

 


EL POEMA COMO IDEA DE LA POESÍA


Que la finalidad

sea provocar el sentimiento

de las palabras,

y alcanzar

el desafío de la expresión,

perseguir objetos

que se ajustan al sentimiento,

hundirse en objetos

hasta la emoción adecuada,

está probado,

y tanto, probado y probado,

como no lo está

el que en esos tránsitos

la tendencia madre sea

por dónde va la inspiración,

"si en frío o en caliente",

y no lo está

que haya que seguir a Homero

entre las Musas, su rogar que lo asistan,

y a Platón

saludando hermosos versos

más en mediocres pero iluminados

que en sagaces y hábiles exclusivamente

al amparo de sus propias fuerzas,

y a Dante, el reclamar

la intervención de dioses

acaso sin creer en ellos:

O buono Apollo, all'ultimo lavoro

fammi del tuo valor...

Pero tampoco ninguna

terminante prueba hacia lo opuesto,

que el poema

se conduzca en la mente como un

experimento en una ciencia natural,

y que la aptitud

combinatoria de la mente sea

la solo inspiración reconocible.



GATO GRIS MUERTO


Brujos enseñaron que los gatos

pueden alojar almas humanas.


Figura empapada del asfalto o vuelto hacia las nubes,

eres el muerto más perfecto que yo he visto.

Pero cómo descubrir que la vigilia que te llega,

ya indiferente a cualquier invocación,

tu realidad verdadera de hijo del demonio,

de locatario esbelto de almas,

que estableció para tu antepasado africano

la voluntad miedosa de los clanes familiares

y confirmó la impar justicia de la magia.

Pronto vendrán hasta tu cuerpo abandonado

ladrones de velas,

y robarán las tibias, su recatada médula.

Porque es sabido que cuando tales huesos despierten

despertarán las almas en ellas internadas,

y en un pueblo lejano y caníbal,

hombres que trabajan y tienen amores,

instantáneamente se convierten en

estatuas.

Brujos enseñaron que los gatos

pueden alojar almas humanas,

y arañar, si quieren, el corazón del huésped.



LA SOMBRA


De algún modo soy tu cuerpo,

Me designo en él, me quema

En la mentira útil como un remo,

En la desgracia y la amorosa lucha

Abriendo Los huecos de su máscara.

Pero no me lo permitas,

No me dejes ser sólo tu cuerpo.

De algún modo soy tu cuerpo,

Cuando la rica, inexplicable sangre,

Transcurre en medio de representaciones.

Y lo seré hasta que cenizas

Acaricien tu prestada, última parcela.

Pero no me lo permitas,

No me dejes ser sólo tu cuerpo.

De algún modo soy tu cuerpo,

La opresión que difunde me sostiene,

Y no en otro descienden las palabras,

Urde la disculpa el vejado sermón

Por nuestras pasadas facciones.

Pero no me lo permitas,

No me dejes ser sólo tu cuerpo.

De algún modo soy tu cuerpo

Y si en atención a su dañina mengua

Me cuido bien de mirarlo como esencia,

¿Con qué prodigio, incisivo milagro,

Percibiré tu pasión cuando lo excluya?

Pero no me lo permitas,

No me dejes ser sólo tu cuerpo.



CUANDO LA IDEA DEL YO SE ALEJA



De lo que va adelante

y de lo que sigue atrás,

de lo que dura y de lo que cae,

me deshago,

abandonado quedo

del fuerte soplo,

del suave viento,

y quieto, las espaldas

vueltas las manos hacia arriba,

apoyo en el suelo,

corazón

abjurando de armas, faltas,

de oraciones donde borrar las faltas,

blando organismo, entidad

que ignora cómo decir: "Yo soy"

y en la enfermedad y la muerte,

vejez y nacimiento,

ya no encontrarán lugar,

como no lo encontraría el tigre

para meter su garra,

el rinoceronte el cuerno,

la espada su filo.


Antes hacía, ahora comprendo.



Alberto Girri (selección de poemas)

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