Día mundial de La Ballena, por Estrella del Oriente

Gracias a la CNN (en los diarios argentinos ni una palabra) nos enteramos que  hoy es el Día Mundial del Refugiado. Sino fuese trágico, hasta se podría esbozar una sonrisa. Como si fuese el día del cenicero para moto. O el recordatorio universal del arquero de fútbol.
Sesenta y cinco millones de desplazados, según la ONU, deambulan sin rumbo, escapando del hambre, las torturas y la muerte. Los dirigentes del mundo no permanecen impasibles: se conduelen; se lamentan, desde Europa, Manhattan, los emiratos momificados, hasta llegar a lejanas comarcas, como la pequeña quinta de los Olivos. Millones mueren o sobreviven, sin futuro, sin lugar, sin nada. Los niños caen como moscas. Los ancianos se desintegran. El agua se los lleva.
Mientras esto sucede, en el imaginario califato de los Duran- Durán Barba, invocando el fantasma del Club del Clan, inflan - modestamente- globos de un mundo tecnicolor. Siguen a los grandes maestros de ceremonias. En Francia, un emulo de Johny Halliday, es ungido presidente. En América, la única, se nombra Cesar a un seguidor de Calígula, pero este no acepta delegar - por ahora- el mando en su caballo. Putin se postula, llegado el caso, para darle alfalfa. En las caballerizas, los pajes de la OEA practican, mientras tanto, con el cepillo. Angelita, por su parte, funge como severa portera en la escuela del capital financiero, tocando la campana para exigir el  pago puntual de la cooperadora. Putin, ubicuo siempre ubicuo, lava la vereda.
Todo esto ocurre en el festejo universal del Día del Refugiado.  

Salud!



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