Alicia en el país de Ale Rath, por Juan Carlos Capurro
¿Qué tienen en común un rabino, un cura y el pastor Giménez?
Para averiguarlo tendrán que ir a ver Alicia, la película de Ale Rath, al cine
Gaumont, al Cairo de Rosario o a cualquiera de las salas del INCAA del país.
Ale Rath ha logrado una obra absolutamente propia. Su ritmo
es el de la respiración de sus personajes. Una madre enferma, un hijo que la
acompaña, un padre escurridizo, una enfermera bellamente cómplice.
Desde allí, se mete con la fantasía de la muerte. ¿Vamos al
cielo?
El cura no está muy convencido, el rabino se preocupa por el
alma de los que quedan en la tierra. El único que la tiene clara, es el pastor Giménez.
Ya verán porque.
Alicia logra conmover sin solemnidad. Algo muy difícil de
lograr, en un país que está saturado de "realismo" y panfletos
diversos, generalmente bien intencionados.
Aquí, en cambio, lo único real es la absurda cadena de
acontecimientos generados por la enfermedad de Alicia.
Una de las escenas más bellas es la de la peregrinación a
Luján. Allí se encuentra la desolación en su estado más puro.
Las escenas del rabino y el "pequeño sacrificio"
que solicita, no tienen desperdicio. La aparición del Profeta en el cementerio
de la Chacarita, hablando en ruso, es una de las mejores escenas de cine que yo
he visto.
¿Estamos ante un sueño? Eso es lo que generalmente ocurre
cuando atravesamos un momento difícil, cuando la sucesión de los hechos van más
rápido que nuestra capacidad de entender. Ésta sensación Rath la ha sabido
transmitir en su obra, poéticamente.
Novalis decía que soñamos que estamos soñando cuando estamos
por despertar. Esa predicción se cumple en la escena final de Alicia.
Vayan a verla.
Juan Carlos Capurro
Alicia - con Leonor Manso, Martín Vega, Patricio Contreras, Paloma Contreras y gran elenco.
Dirección: Alejandro Rath.
Cine Gaumont - Av Rivadavia 1635 - Caba
Dos funciones:16.45 y 21 horas.
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