Y aún así, mujer, te levantas


La poesía es el puente por donde se escucha el murmullo del mundo. Ellas transitan con sus flores y sus cruces ese puente único, delicado y poderoso que nace en sus palabras.



AQUÍ


No sé cómo en otras partes

pero aquí en la Tierra hay bastante de todo.

Aquí se fabrican sillas y tristezas,

tijeras, violines, ternura, transistores,

diques, bromas, tazas.



Puede que en otro sitio haya más de todo,

pero por algún motivo no hay pinturas,

cinescopios, empanadillas, pañuelos para las lágrimas.



Aquí hay un sinfín de lugares con sus alrededores.

Algunos te pueden gustar especialmente,
puedes llamarlos a tu manera,
y librarlos del mal.

Puede que en otro sitio haya lugares así,
aunque nadie los encuentra bonitos.

Quizá como en ningún sitio, o en pocos sitios,
aquí tengas un torso separado
y con él los instrumentos necesarios
para añadir los propios a los niños de otros.
Y además brazos, piernas y una cabeza sorprendida.

La ignorancia tiene aquí mucho trabajo,
todo el tiempo cuenta, compara, mide,
saca de ello conclusiones y raíces cuadradas.

Ya, ya sé lo que estás pensando.
Aquí no hay nada duradero,
porque desde siempre hasta siempre está en manos de los elementos.
                                                                [los elementos.
Pero date cuenta: los elementos se cansan rápidos
y a veces tienen que descansar mucho
hasta la próxima vez.

Y sé qué más estás pensando.
Guerras, guerras, guerras.
Pero incluso entre las guerras a veces hay pausas.
Firmes - la gente es mala.
Descansen - la gente es buena.
A la voz de firmes se produce devastación.
A la voz de descansen se construyen casas sin descanso
y rápidamente se habitan.

La vida en la tierra sale bastante barata.
Por los sueños, por ejemplo, no se paga ni un céntimo.
Por las ilusiones, sólo cuando se pierden.
Por poseer un cuerpo, se paga con el cuerpo.

Y por si eso fuera poco,
giras sin billete en un carrusel de planetas
y junto a éste, de gorra, en un torbellino de galaxias,
en unos tiempos tan vertiginosos
que nada aquí en la Tierra llega ni siquiera a moverse.

Porque mira bien:
la mesa está donde estaba,
en la mesa una carta, colocada como estaba,
a través de la ventana un soplo solamente de aire,
y en las paredes ninguna terrorífica fisura
por la que el viento se te lleve a ninguna parte.

WISLAWA SZYMBORSKA (Polonia)






FLORES EL 8 DE MARZO (El Jardín del que nos expulsaron)




Amanece con pelo largo el día curvo
 de las mujeres,

¡Qué poco es un solo día, hermanas,

qué poco, para que el mundo acumule flores frente a

 nuestras casas!

 De la cuna donde nacimos hasta la tumba donde dormiremos

  -toda la atropellada ruta de nuestras vidas-

 deberían pavimentar de flores para celebrarnos

 (que no nos hagan como a la Princesa Diana que no vio, ni oyó

 las floridas avenidas postradas de pena de Londres)

Nosotras queremos ver y oler las flores.



Queremos flores de los que no se alegraron cuando nacimos hembras en vez de machos,

Queremos flores de los que nos cortaron el clítoris

 Y de los que nos vendaron los pies

 Queremos flores de quienes no nos mandaron al colegio para que cuidáramos a los hermanos

y ayudáramos en la cocina

Flores del que se metió en la cama de noche y nos tapó la boca para violarnos mientras nuestra madre dormía

 Queremos flores del que nos pagó menos por el trabajo máspesado

 Y del que nos corrió cuando se dio cuenta que estábamos embarazadas



Queremos flores del que nos condenó a muerte forzándonos

 a parir a riesgo de nuestras vidas

 Queremos flores del que se protege del mal pensamiento

obligándonos al velo y a cubrirnos el cuerpo

 Del que nos prohíbe salir a la calle sin un hombre que nos escolte



Queremos flores de los que nos quemaron por brujas

 Y nos encerraron por locas

 Flores del que nos pega, del que se emborracha

 Del que se bebe irredento el pago de la comida del mes

 Queremos flores de las mujeres que intrigan y levantan

falsos testimonios.



 Flores de las que se ensañan contra sus hijas, sus madres y sus nueras

 Y albergan ponzoña en su corazón para las de su mismo

 género



Tantas flores serían necesarias

 para secar los húmedos pantanos

 donde el agua de nuestros ojos se hace lodo;

 arenas movedizas tragándonos y escupiéndonos,

de las que tenaces, una a una, tendremos que surgir.



Amanece con pelo largo el día curvo

 de las mujeres.

 Queremos flores hoy.
Cuánto nos corresponde.

GIOCONDA BELLI (Nicaragua)



Y AÚN ASÍ... YO ME LEVANTO


Tú puedes escribirme en la historia

con tus amargas, torcidas mentiras,
puedes aventarme al fango
y aún así, como el polvo... me levanto.
¿Mi descaro te molesta?
¿Porqué estás ahí quieto, apesadumbrado?
Porque camino
como si fuera dueña de pozos petroleros
bombeando en la sala de mi casa...
Como lunas y como soles,
con la certeza de las mareas,
como las esperanzas brincando alto,
así... yo me levanto.
¿Me quieres ver destrozada?
cabeza agachada y ojos bajos,
hombros caídos como lágrimas,
debilitados por mi llanto desconsolado.
¿Mi arrogancia te ofende?
No lo tomes tan a pecho,
Porque yo río como si tuviera minas de oro
excavándose en el mismo patio de mi casa.
Puedes dispararme con tus palabras,
puedes herirme con tus ojos,
puedes matarme con tu odio,
y aún así, como el aire, me levanto.
¿Mi sensualidad te molesta?
¿Surge como una sorpresa
que yo baile como si tuviera diamantes
ahí, donde se encuentran mis muslos?
De las barracas de vergüenza de la historia
yo me levanto
desde el pasado enraizado en dolor
yo me levanto
soy un negro océano, amplio e inquieto,
manando
me extiendo, sobre la marea,
dejando atrás noches de temor, de terror,
me levanto,
brindando los regalos legados por mis ancestros.
Yo soy el sueño y la esperanza del esclavo.
Me levanto.
Me levanto.
Me levanto.

MAYA ANGELOU (Estados Unidos)



NO ERA YO EL PROBLEMA


El problema no era el golpe,
ni el insulto,
tampoco el dolor
o la sangre en el piso.

El problema no era la cicatriz en el cuerpo
ni la culpa que sentía,
mucho menos la vergüenza.

El problema no era mi cuerpo
no eran,
ni mis ojos,
ni mi color.

El problema era mi condición
ser mujer, ese era el problema.

No era por como vestía,
Ni por lo que decía.
Era porque así tenia que ser,
porque siempre había sido de esa manera,
porque la abuela le dijo a mi madre que el hombre era Dios
y eso me enseñó ella.

El problema era el mundo,
con sus códigos machistas,
desiguales y violentos,
con sus lenguajes sexistas
y sus morales dobles.

El problema no era mio,
era de todos,
de los que sabían y no hacían nada,
de los que se tapaban lo oídos y desviaban la mirada,
de los que justificaban al hijo,
de los que celebraban la paliza.

El problema no era yo
y tampoco era nuevo,
era falta de memoria,
injusticia,
abandono.

El problema era una historia contada por hombres
y padecida por mujeres;
eran niñas vestidas de rosa para que fueran más puras
y niños pintados de azul para que fueran más rudos,
el problema no era el golpe en la cara,
era el permiso de todos,
el creer que era natural,
el sentir que era bueno,
el tolerar por miedo.

El problema no era el puño
era la herida en el alma
y el silencio.

JHOANA PATIÑO (Colombia)


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