Verdad, por Pedro Roth



EL fin de las ideologías es el fin de las ideas.

La realidad es la verdad sin poesía.

Solo con pronunciar una idea ya es verdad. Los que legitiman esa verdad son los creyentes.

Cuanto más creyentes, más verdad.

La fantasía viaja más rápido que la velocidad de la luz.

Si una multitud cree que Dios existe es verdad.

Sacrificar  la poesía que hay en la creencia a cambio del pragmatismo, produce un sabor amargo… frustración.

Lo que otorga categoría de verdad a las palabras es la cantidad de creyentes/ seguidores.

La verdad la tiene el creyente.

Cuando el formulador de la creencia abandona su verdad, los creyentes se decepcionan, se sienten traicionados, se curten, empieza el escepticismo, la herejía, el descrédito, desorden, caos, el fracaso de la idea.

Lo mismo pasa cuando esa verdad es vencida por otra más poderosa  que mezcla mejor los ingredientes, que abandona  partes de sí misma para avanzar más rápido, dejando atrás partes de sus creyentes para ganar. Porque la verdad, al perder creyentes, deja de ser verdad, se transforma.


Pedro Roth

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