Rodin, por Pedro Roth




Argentina de belle époque tenía una relación personal con el maestro de la modernidad, porque hasta ahí los poderosos podían acompañar la contemporaneidad.

Miguel Cané fue el agregado cultural argentino en Francia, encargó la estatua de Sarmiento a Rodin. Errazuriz le encarga la chimenea de su residencia “La Muerte del Poeta”.

Tenemos esculturas de alumnos, la estatua ecuestre de Alvear, el arquero, el minotauro de Bourdelle, etc. De esta corriente vienen los maestros de la escultura Argentina: Vitullo, Curatela Manes, Yrurtia.

El gobierno francés le encarga a Rodin la puerta del infierno -que se adentra en un proceso que le cambia la cabeza al artista-. Trabaja en esta obra más de una década y llega a la nada, a una gran abstracción final. Un espacio en blanco, un relieve que no representa. Despeja el espacio para el futuro, propone un blanco que se adelanta para dar lugar a las vanguardias, de lo que vendrá. Lo exhibe en la exposición internacional de París, junto con la torre Eiffel.

Ese futuro que vaticinaban los artistas recién llegó con la tragedia de la Primera Guerra Mundial.

Nadie quiere firmar su acta de defunción, la clase terrateniente tampoco.

La vanguardia es el clavo del féretro de la clase alta, los nazis distorsionaron la cabeza de los vanguardistas y los comunistas también. Los que no aceptaron estas condiciones tuvieron que emigrar. Nuestros represores vernáculos fueron buenos alumnos.

Los modernistas, expresionistas, constructivistas, surrealistas no encajaban en las políticas autoritarias. Los exiliados a EE.UU., tampoco. 

El expresionismo abstracto interfirió con el blanco que dejo Rodin.

En el museo de Pittsburgh está la Puerta del Infierno comprada por Carnegie y Mellon. Una obra armada de los descartes que quedaron de lo que Rodin eliminó para llegar a la síntesis. Este pizarrón en negro fue sobre lo que se plasmó en el arte del siglo veinte.

Nuestro Pensador de la Plaza Congreso es parte de esta puerta, bienvenidos al infierno. Todo final contiene una promesa, una mancha es una hoja final de un capitulo o de un volumen. Estrella del Oriente ofrece un blanco, una tinta, úsenlo para escribir sus propias historias.

Acuérdense que esto viene de aquí. 
Como dice Federico Manuel Peralta Ramos, a mí me gusta acá.

El blanco que ofrece el Coronavirus parece que no será aprovechado, esto profundizará la brecha entre el arte y la vida que quedarán de este lado y la política y los poderosos que estarán en frente. 
Como siempre.

Pedro Roth






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