Serie de los médiums: Bioy Casares opina sobre la pandemia

 




Hemos quedado conmovidos por un artículo de un destacado matutino uruguayo en donde, para analizar el crecimiento del contagio del Covid, se analiza la responsabilidad de los jóvenes. Como es sabido, y tal como bien lo refiere el renombrado matutino, en su novela "Diario de la guerra del cerdo", Adolfo Bioy Casares presenta una matanza de viejos realizada por jóvenes un tanto desaprensivos. La novela termina bien, porque al maduro protagonista lo salva una joven muy hermosa, hecho que el matutino no alcanza a referir, por lo cual el sabor del miedo queda flotando. Para disipar esas nubes inquietantes el jueves pasado, durante su habitual reunión semanal, el Colectivo Estrella del Oriente decidió comunicarse directamente con Bioy, para conocer su opinión ante la pandemia en general y el tema particular de la juventud, vinculándola con su obra. Esto fue lo que nos dijo:

 

“Una mañana, mientras estaba afeitándome, recordé la frase de Bergson: "La inteligencia es el arte de salir de situaciones difíciles." Me dije que en ese momento para mí una situación difícil era la vejez, y se me ocurrió la historia de un profesor que logra aislar las glándulas de la juventud, para injertarlas en organismos decrépitos. Ese vago argumento fue el punto de partida de Historia desaforadas, otro de mis cuentos satíricos. Eso me llevo luego a abordar dos ideas contradictorias: el anhelo de vivir varias vidas y la imposibilidad de retener a la persona querida tal como la conocimos, lo que dio nacimiento al cuento Máscaras venecianas."

 

¿Eso quiere decir, Bioy, que usted vincula siempre su obra a preocupaciones personales...? (pregunta de Roth).

 

"En mi opinión las ideas largamente maduradas dan buenos resultados. Cuando leí en 1936 o 1937 la Critica de la razón pura de Kant, lo primero que pensé fue en retratarme junto al libro, como una especie de testimonio de lo que había leído; también pensé que en sus páginas había una buena idea para un cuento o una novela. Cuarenta y tantos años después escribí El Nóumeno, que quiere ser un homenaje a Arturo Cancela, o por lo menos a un cuento de Cancela que influyó mucho en el tono porteño de mis libros: Una semana de holgorio."

 

Volviendo al tema de la pandemia y su carácter universal, ¿Usted cree, Bioy, que estamos ante una situación sin salida, ante un límite definitivo?  (pregunta de Ana Aldaburu).

 

"Una de las preocupaciones que me acompañaron durante la niñez fue la de tratar de imaginar el límite del universo. Me causaba un infinito asombro, no exento de temor, la posibilidad de que en algún punto del espacio el universo pudiese de pronto cesar. Escribí entonces, desde esa base, mi cuento El cuarto sin ventanas, que es un tardío intento de despejar el enigma. Pero no creo que el chico que fui hubiera considerado mi cuento como una respuesta."

 

Y entonces Bioy, ¿cómo salimos de esta situación? (pregunta de Maria Negro).

 

“Me remito a lo que escribí en Planes para una fuga al Carmelo. Tarde o temprano habrá que decidirse. No puede ser que en la otra Banda haya un foco infeccioso, un caldo de cultivo de todas las pestes... Salvo que alguien descubra la manera de frenar la vejez..."

 

En ese momento se cortó la comunicación. Y no pudimos conectarnos nuevamente.

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