Las virtudes muertas del budismo zen, por Juan Carlos Capurro
No hay nada más funcional al capitalismo que el budismo zen.
Supera, en eficacia, (aunque lo contiene) al discurso del amo, tal como fuera
formulado por Freud y Lacan.
El sujeto se constituye como neutro, transparente, en el
sentido de atravesable e inmutable por la realidad de los demás; por sus
necesidades y deseos.
La excusa es no sufrir, pero se trata de un engaño, en el
sentido lacaniano: el núcleo es gozar en el avance exitoso, a toda costa,
utilizando la "sabiduría" como
mascarón de proa.
Esa aparente tranquilidad espiritual es, en su esencia, la
coronación del egoísmo más triste y pobre. El del individualismo típico de la
pequeño burguesía carrerista. El Ceo o el intelectual o el artista
acomodaticios son sus consumidores más aplicados.
Es la muerte en vida; cadáver, rígido e insensible hacia los
demás (salvo en su utilización para maniobras de mantenimiento), que se
constituye en escollo para que los seres
vivos y palpitantes, puedan nadar
libremente contra la corriente.
JCC.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarChe, sos un genio vos? Una preguntita, el budismo que no es zen está bien, se puede, o también es pequeño burgués como todo vos?
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