Un solo cine, por Juan Carlos Capurro


Si no lo soñé, fue Jean Renoir quien dijo que todo lo que se pasa en una pantalla es siempre cine. Iba más lejos: admitía  como cine, sin aditamentos, a un film sobre especies  botánicas. Si esto es cierto, y para mí lo es, el afán clasificatorio (instalado por los ingleses en la época victoriana, para poder distinguir lo que colonizaban) no aplica tampoco para el arte. La Chinoise de Godard no es cine "de propaganda"  La ventana indiscreta, de Hichtcock, no es cine "comercial". El viento se llevo lo que', de Agresti, no es" underground".  Ni "El ciudadano" es un "cine de ensayo" de Orson Welles. Todo es cine.
Y sólo eso.

Después está lo que hizo el estalinismo, también en el cine. Reclamar "realismo" ,denuncias, miserias reflejadas por decreto, héroes inmaculados o madres dolientes minuciosamente vigilados por la cámara. Contra cara de los empresarios de Hollywood, que fueron sólo por la rentabilidad, admitiendo excepcionalmente, si daba lucro, los gritos refulgentes de Viñas de Ira.

Igual se colaba el arte en todas esas playas. Pero la base establecida, aquí también, era la coexistencia  pacífica.  Ambos clasificando.  Si no refleja " la vida", no es arte "socialista". Sino muestra lo que pasa "realmente" , no es digno de filmarse. Si no da dinero, lo lamentamos, no es cine.

El corral de esta clasificación, ordenada por vías confluyentes, y motivos similares: tener todo bajo control, ha dado nacimiento a una criatura que fue bautizada por unos severos funcionarios del registro civil, que la encontraron abandonada, con el nombre de "Documental".

Y allí dejaron encasillados a muchos cineastas, con bajo presupuesto y un mandato, fuese político o fáctico; es decir, un mandato nacido del descarte de posibilidades económicas. Si no tienes dinero, se hará un "documental"; y si se hace un "documental", debe basarse en la real realidad verdadera, tangible, tasable y tomada en directo. ¡Denunciarás! según el mandato, lanzado desde las alturas por el Gran Padre, encaramado en  la montaña rusa. Y desde las grades productoras nada se dijo: mientras no compitiesen con la industria.... : " déjalos, que no saben lo que hacen; déjalos que hagan lo que quieran, mientras Hoover (es decir el Amo) no ponga inconvenientes."

Así las cosas, los intrépidos cineastas pasaron a ser decretadamente documentalistas ¿Quién lo decidió? Un acuerdo tácito entre capitalistas y burócratas. Allí se los pretendió clasificar; y allí hicieron muchas obras maravillosas y otras abominables, como en cualquier actividad de la vida. Pero como en el caso de aquel simpático gusano que, despreciado un poco por estar cogido de una rama mustia, pocos advirtieron (salvo las aves que vuelan alto, y muchas veces para engullirlo) , con el tiempo, sin avisar, desde esa modesta larva engañadora, salió una magnífica mariposa. Y esa mariposa  fue cine, y ese cine fue original, imaginativo; cine, a secas, cine que fue rompiendo con las barreras impuestas por su origen, tratando historias que, para horror de los puristas, mezclan todo: estilos, sentidos, encuadres y hasta magoyas inclasificables, dando entrada a nuevas generaciones de artistas que se expresan " documentalmente".

En este cine fresco y amplio, los cielos hablan, hablan los silencios, y se termina con el ruido un poco aturdidor de las protestas obligadas. Se deslizan las sutilezas. No hay buenos y malos. No hay obra obligatoria por imperio de las circunstancias históricas. Hay libertad. Y entonces, hay cine. Como lo demostró, de manera pionera Birri con ‘Tire Die'. La imagen basta porque en esa imagen hay poesía. Y con eso no hace falta nada más.

¿Y qué tenemos ahora? Cientos de jóvenes filmando y aceptando que hacen cine, nomás, bajo la protectora sombra del documental. Pero no ya como si  fuese un pinino obligatorio. Pero ya no como antes. Hoy saben que están haciendo cine, y punto;  y en esa vara única, lo único que importa es la amplitud ganada hacia lo que se quiere expresar; las vallas no son contra  la calidad, sino que provienen, exclusivamente, de la distribución capitalista.

Por eso es tan importante el Doc Buenos Aires, creado por Carmen Guarini y Marcelo Céspedes hace diecisiete años. Porque allí, contra todas las vallas, ellos han abierto paso al cine.
Cine.
El de Welles y Truffaut y Birri y Torres Ríos y todos.....El de la luminosa lista que es interminable, porque es arte.

Hoy inaugura ese lugar de la mariposa, el Doc Buenos  Aires, en la sala Leopoldo Lugones.  A las 19hs. Allí  estaremos e invitamos a  todos a estar, en todas sus funciones.

JCC.


DOC Buenos Aires
Sala Leopoldo Lugones – 19 hs.
Av Corrientes 1529 - Caba

Comentarios

  1. Muy bueno Honorable Capurro. Tanto que me siento avergonzada de no haber podido estar presente Hoy

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