Imperio, por Pedro Roth


Cuando la verdad religiosa se volvió insostenible, a medida que el mundo se expandió, se descubrieron nuevas religiones humanistas que a veces superaban la verdad religiosa cristiana, que a su vez por debilitarse se empezó a atomizar, dejando en peligro la supremacía de occidentes.

                La verdad es importante porque da sentido a la vida y a la muerte, la verdad y su sostenimiento es la totalidad sobre la que está construida la cultura, cualquier cultura.

                La elite tuvo que resignar la cultura religiosa por otra “superadora”, universal, ya que la ambición era dominar el mundo. Los ingleses con Newton primero resignaron con Enrique Octavo la dominación del Vaticano y su dogma católico, para adherir a la nueva verdad que propagaron los herejes; la verdad científica y su aliada la tecnología.

                La aplicación de esta verdad en la práctica, es una herramienta mejor que la verdad religiosa.

                Se reemplazó el miedo por la comprensión, el misterio, el secreto por al explicación, para todos los idiomas.

                El súbdito de cualquier lugar del imperio, tenía una verdad universal en que creer, superadora, civilizadora, que hacía ventajosa vivir bajo el gobierno de su graciosa majestad (total nunca pasó que esta gente haya vivido en libertad moderna donde no había que resignar las creencias anteriores que igual ya estaban superadas, por esta nueva verdad universal más verdadera).

                El problema sucedió cuando los imperios modernos empezaron a pelearse entre si, donde las verdades universales no alcanzaron para que la gente de la vida por tal o cual nación, ahí volvieron las verdades parciales, los nacionalismos con los cuales se explicaban porque había que matarse en nombre alguna teoría o creencia anterior.

                Los nacionalismos y otros ismos, del siglo XX terminaron con el concepto del progreso permanente y la verdad única de la ciencia. Esto explica los ejércitos profesionales que está dispuesto  a matar por un sueldo, ya que ninguna otra razón sostenible justifica dar la vida porque el verso terminó.

                La cultura no alcanza para encubrir las verdaderas razones que convenzan a la gente para creer en alguna clase de ideal.

                Por eso los políticos hablan en sus campañas de volver. La mala noticio es que no hay donde hacerlo.

                Esta nueva conciencia inoculada por la verdad científica ocluyó el regreso al humanismo y nos está empujando a la globalización o a la creación de nuevas verdades sectoriales alrededor de la cuales se formarán: creencias, sectas y naciones.

                Construir un imperio sobre la caída de una manzana, por esta razón enterraron a Newton en la catedral de Westminster.


 Pedro Roth

Comentarios

Entradas populares de este blog

Esa belleza, por John Berger

Mineros, por John Berger

M, por Luna Malfatti