Aire en México, por Enrique Molina
He despertado bajo las patas de un pájaro, bajo una manta
indígena,
se oían campanas remotas y relinchos.
¿Es el último hotel? me he dicho, perdido entre cactus,
la gente es muy antigua, con máscaras de tierra roja,
jinetes cubiertos de alamares, mujeres
siempre en las playas ardientes de la muerte.
Honro a los dioses con tequila y ají,
aquella canción del mar sopla aquí entre calaveras de
azúcar,
y de pronto tanta algarabía en mi corazón,
el sabor de la idolatría, el gusto por semejantes estrellas,
blusas bordadas, caballerías,
y la orquesta de esqueletos haciendo sonar sus huesos
cubiertos de papel picado,
despidiéndome, despidiéndome una vez más.
Despidiéndome de estas materias solares
donde despierto de pronto perdido en mi memoria.
Enrique Molina
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