El principio de (in)certidumbre y el hallazgo de Bohm - Bretón, por María Negro






































Para la física cuántica, el principio de incertidumbre es fundamental.

En él se explica de qué forma una partícula (fotón, la partícula de la luz) es y no es a la vez, hasta que un observador determina su estado. Esto parece muy complejo de explicar, pero en verdad contiene la simpleza de lo cotidiano. La vieja pregunta sobre si el sonido de un árbol que cae existe si nadie lo escucha, se explica con este principio.

Nada existe hasta que ocurre. Y solo ocurre si soy capaz de percibirlo. Las partículas de luz fluyen en su caos hasta que mis sentidos le dan forma. Tenemos el poder de transformar las partículas en la luz que percibimos. O somos simples observadores azarosos de su transformación.

Lo interesante de la física cuántica, lo seductor, está escondido en su condición de comportamiento extravagante para todo lo que hemos aprendido como humanidad. Es difícil vincularla con la realidad, donde los átomos que nos rodean se comportan de manera estructurada y conocida. Previsible.
Y frente a esa previsibilidad se alza la cuántica como un grito de probabilidades.

Puede que sea, puede que no. Pero no lo sabremos hasta que ocurra.

Esa, es una de las teorías.

La ciencia, haciendole pito catalán a los dogmas, se interroga constantemente. Avanza, retrocede, se cuestiona. Hace de la duda un método.

Entonces, un señor apellidado Bohm, elabora otra teoría. Donde cuestiona el principio de incertidumbre, donde revela con enormes cálculos cómo es posible que las partículas si tengan un orden, un orden incomprensible para nosotros tan euclidianos y con un diez en matemáticas. Un orden que les corresponde en su propio caos azaroso. Las posibilidades no estan libradas a su suerte, siguen lineas y cursos que no comprendemos, y que no comprendamos no quiere decir que no existan. Quiere decir que aún no hemos llegado hasta ellas.

La defensa del azar objetivo que realizaron los surrealistas, encuentra su fundamento en los descubrimientos más altos de la física moderna. El azar objetivo es el modo mediante el cual el ser humano descubre las interrelaciones veladas entre hechos y objetos (partículas y formas, estados y comportamientos), la manera en que el ser humano ve plasmados sus anhelos interiores en la realidad exterior.

Vivimos en un mundo maravilloso, porque esta compuesto por los universos que nos rodean. Somos partícipes diarios de cambios extraordinarios en una "irrealidad" que nada tiene de irreal, que se acerca a la posibilidad de reconocernos desde lo más atómico, hasta lo más complejo. No se trata de un destino escrito, inamovible, al que el ser humano esté atado. Más bien al contrario, se trata de entrar en el torbellino para encontrar la libertad, aunque desgarre.


La física corre los velos del misterio para descubrir otros velos renacidos, otras posibles respuestas que alimentan la única certeza que no caduca: la búsqueda de la duda.


Vamos por ella.



María Negro

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