González Perrin- Maldonado: Pintura pura que disuelve lo previsto






















Excelente muestra de Gonzalez Perrin y Facundo Maldonado. Un cruce de propuestas, zarpadas, alejadas, en color y pincel, de la " exquisitez marmota". Ir a verla los que amen la pintura en estado puro. Nicaragua 5100. CABA.
Excelente el comentario sobre la muestra escrito por Raúl Santana*.


Juan Carlos Capurro



*CICLO DIALOGOS, Exposición de pinturas 

PERRIN + MALDONADO

Ya desde sus primeras muestras hace más de tres décadas se percibía, además de la potencia que emanaba de sus imágenes, la enorme atracción que manifestaba González Perrin por lo fragmentario. Atracción que pasó a profundizarse cada vez más
hasta situarnos hoy ante la increíble heterogeneidad formal de las propuestas, que imponen al espectador las más encontradas y/o a veces, opuestas visiones. Es obvio que el concepto de unidad no pareciera preocuparle a este artista, que con total libertad
impone un camino que ha sabido ahondar con absoluta solvencia, los abordajes a la subjetividad con una impronta a veces expresiva y otras constructivas, que va de lo orgánico a lo inorgánico para producir un mundo de figuraciones y abstracciones, o de
las construcciones a las desconstrucciones, donde la naturaleza se imbrica con lo artificial. Pero todas estas cambiantes imágenes responden a otra noción de unidad, que no se basa en el reconocimiento de lo aparente, sino que están precedidas por
una única obsesión: abrir nuevas puertas de lo real.
Enmarañados, densos, impenetrables, los paisajes de Facundo Maldonado presentan una azarosa internación en el plano, para establecer la oscilante ambigüedad en la que se disputan como una constante, los temas fundamentales del artista: materia o representación. Las obras de Facundo son expresiones que partiendo del paisaje o inventándolo traman su imponderable visión a espaldas del resultado, pues su materia directa sólo le permite atisbar cómo será la obra terminada, de la que sólo
conoce el germen que va haciendo crecer sin saber cuál será el resultado, hasta que empiece a despuntar un sentimiento de embriaguez que se acrecienta como si la mano atendiera los dictados de un demiurgo que lo asedia.
Después de recorrer una y otra vez estas obras, ellas parecieran decirnos que no vinieron a avalar el mundo con sus imágenes, sino que son la evidencia de que Facundo se ha dejado atravesar por su movimiento infinito.
Raúl Santana / Noviembre de 2016







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