Instalación Ilya Kabakov, por Juan Carlos Capurro

El artista ruso Ilya Kabakov, que frisa los setenta y vive actualmente en Alemania, comenzó su actividad en la URSS como ilustrador de cuentos infantiles.

A mediados de los sesenta uso en su propia casa, junto a otros artistas, obras en las que dejaba atras la ilustración, salto en el cual se alejó de manera compleja de la imagen de caballete.

En 1968 comenzó a producir una de sus obras mas emblematicas, "El Hombre que voló al espacio desde su departamento". La terminó, de manera definitiva, recién en 1996. La obra forma parte, actualmente, del patrimonio del Museo de Arte Moderno de Paris (Centro Pompidou), donde estuvo exhibida durante unos meses, pasando al depósito.

Esta obra, a la que siguieron infinidad de otras que por comodidad son llamadas "instalaciones", permitieron instalar, precisamente, a Kabakov como uno de los artistas mas interesantes de la actualidad.

 Kabakov no deja de lado la imagen tradicional, ya que en todas sus obras, junto a la exquisita composición del conjunto, surgida de bocetos previos, coloca infinidad de dibujos, dise- ños, y carteles; imagenes de gran limpieza que él mismo pro - duce. La complejidad de su trabajo aparece en la estructura, generalmente de madera noble, en la que ubica lo anterior. Se trata, en la mayoría de los casos, de reminiscencias de una Unión Soviética de ensueño, con pequeños templos o altares en donde el dios es el estado y, en la lejanía, omnipresente, está el arcángel Stalin, con una espada flamígera que irradia una neblinosa bondad.

La ironía de su obra le valió a Kabakov no pocos dolores de cabeza; la primera vez que exhibió en público "El hombre que..."´si bien no fue abiertamente censurado, su trabajo fue rodeado de maderas que practicamente la tapaban; el optó por incorporar ese tipo de "corralito" a la obra en si, que actualmente puede verse- es un decir, ya que deberemos esperar a que el Pompidou se digne exponerla nuevamente- con el vallado incluido, obligando a "espiar" en su interior.

"El hombre que..." representa un pequeño cuarto vacío, lleno de posters y propaganda estatal, con una especie de silla hecha con resortes del colchón que se ve al fondo del espacio; arriba del artefacto, el techo tiene un enorme agujero: el hombre en cuestión, luego de quitarse los zapatos, que allí quedaron, inermes, ha optado por eyectarse al espacio desde su cuarto. Debe tenerse en cuenta que cuando Kabakov empezó la obra, la URSS pujaba por la conquista del espacio; algo que, a su manera, buscaban también conquistar los artistas que no se alineaban con el "realismo socialista".

 A partir de esta obra liminar, Kabakov produce bellísimas imagenes de templos con la hoz y el martillo; escuelas ordenadas y pulcras pero de una frialdad impactante; torres que no suben a ninguna parte, especie de obras tatlinianas, homenajes al constructivismo a los que añade la frescura de su mano, despojada de toda convención. Hay allí surrealismo, ya que los espacios no guardan ninguna vinculación con lo consciente; es una recreación de espacios personales, reminiscencias del sueño, de lo ocurrido, pero nunca en el presente, ni en el pasado, ni, por lo tanto, en el futuro. Vestigios de algo que nunca fue, aunque, en parte, existió. Una de sus obras más recientes es una gran base de barco en madera en donde estan las fotos de su vida, junto a dibujos, témperas y demas obras de su producción, siempre atemporal.Sus trabajos nunca dan la sensación de estar terminados, sino de ser parte de un proyecto en desarrollo.

Para conocer en profundidad la obra de Kabakov www.ilya-emilia-kabakov.com

Juan Carlos Capurro

(Publicado en Estrella del Oriente Número 1 01/2007)

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