El aniversario de un imperio




Como todos sabemos, Oriente y Occidente se encuentran vinculados históricamente por un imperio. El imperio astro-húngaro. El Danubio se conecta con el Río de la Plata a través de la corriente marítima de Spinetta-Jade-Prodan, descubierta por el perito Carlos Garcia Moreno. Los nexos entre las dos culturas se profundizaron con las migraciones. Algunos embajadores plenipotenciarios fueron enviados desde Rumania, pasando por Budapest. El embajador Igam fue uno de los primeros en auspiciar los viajes a Buenos Aires, debido a su amistad con el sabio Federico Peralta Ramos. La embajada ofreció ágapes para artistas, sin perder la sobriedad. Un pianista húngaro, Ladislao Klemm, fue invitado a tocar en el Colón en 1966. Lamentablemente, el gobierno del general Ongania suspendió la actividad alegando una supuesta complicidad del pianista con Mujica Lainez y su obra degenerada, Bomarzo. Lo cierto es que los militares declinaron finalmente el gobierno, en todos lados, debido a la competencia desleal de los ingenieros civiles; pero, a pesar de todo, el imperio con sede en Budapest continúa. El emperador es un AC(1), fundador de Estrella del Oriente junto a los maestros iniciados Santoro y Capurro. Se llama Pedro Roth. Y es un astro. Único, brillante e irrepetible. Hoy es su cumpleaños, y lo saludamos, sentados sobre las ruinas de los ferrocarriles, mientras suenan en Hamburgo las trompetas piqueteras, junto a las canciones de Shakira, en el G-20.

(1) Alto Cronopio

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